|
|
|
|
Prostitución a la
catalana |
Por Nancy Jhonson,
César Molinares y Carla Coolman |
|
Los catalanes miran con incertidumbre el camino
que ha empezado a marcarse desde el Ayuntamiento
de Barcelona y la Generalitat de Cataluña
con un proyecto de ley que busca regularizar
la prostitución. ¿A qué
se apuestan con esta iniciativa y cuáles
serán sus repercusiones en las futuras
elecciones?
|
|
Barcelona ha sido la ciudad de España
que dio el primer paso en un tema polémico
en el mundo: la prostitución.
La palabra que ha empezado a usarse es regularización,
y la primera medida la ha aplicado el Ayuntamiento
de Barcelona a través de una ordenanza
de civismo que impone multas a las prostitutas
que sean detectadas trabajando en la calle,
pero que les permite hacerlo en clubes de
alterne o prostíbulos.
En el Ayuntamiento, el proceso ha tenido
contradicciones incluso dentro del propio
Partit dels Socialistas de Catalunya (PSC)
y sus socios en el tripartito que gobierna
la ciudad, Esquerra Republicana de Catalunya
(ERC) e Iniciativa per Catalunya (IC). A
un mes de su |
|
|
aplicación ni siquiera el PSC se
ha atrevido a hacer un balance de su efectividad.
Quien sí ha aprovechado su silencio
ha sido la oposición. El portavoz
adjunto en el parlamento del Partido Popular,
Daniel Sirera, se pregunta si la solución
propuesta por la coalición del
tripartito no se queda corta al tratar
de abordar el problema con la simple restricción
de la prostitución en la calle.
Los populares, partidarios de la prohibición
total creen que el asunto va más
allá.
El tema – analizado por los populares-
implica preguntarse cómo el Estado
y las autonomías combaten delitos
tipificados en el Código Penal
español como el secuestro, la esclavitud,
la trata de blancas y la extorsión
contra hombres y mujeres que se prostituyen.
Además, si se trata de legalizar
la prostitución, los gobiernos
deben pensar que las prostitutas deben
cotizar a la Seguridad Social, acceder
a los servicios de sanidad y tener derecho
a paro. |
|
|
Iniciativa
per Catalunya ha sido particularmente crítico
con el rumbo que han tomado las medidas. María
de la Fuente, Secretaria de la Mujer de IC, no
está de acuerdo con relacionar prostitución
y civismo. A su parecer, la prostitución
es un tema social que mezcla aspectos sobre la
inmigración, el trabajo y problemas de
exclusión social. “Este trabajo
debe estar acompañado con medidas sociales
y sanitarias, para que estas personas tengan alternativas”.
Pilar Vellugera, regidora ponente de Mujer y Derechos
Civiles y representante de ERC en el Ayuntamiento,
media en la polémica al reconocer
que falta desplegar la parte social de la ordenanza
y sólo se puede evaluar la intervención
de la Guardia Urbana. “Hay algunas diferencias
en el equipo de gobierno sobre qué dice
esta ordenanza y cómo debe aplicarse”.
Además que debe reencauzarse la intervención
de la Guardia Urbana y “tutelar la posición
de las mujeres porque nadie las representa y analizar
que algunos adoptan la prostitución voluntaria
y libremente. A ellas hay que ofrecerles alternativas,
no de reinserción, sino laborales de su
elección y que correspondan a sus expectativas
personales”.
La fórmula barcelonesa, votada positivamente
por dos de los partidos del tripartito, ERC y
PSC, ha generado una particular tensión
y un ambiente adverso al proyecto que ha anunciado
la Generalitat. La Consejería del Interior
trabaja, bajo el liderazgo de Monserrat Tura,
en la misma dirección del Ayuntamiento
de Barcelona, en una propuesta de ley para hacer
lo propio en el territorio de Cataluña.
|
|
La
propuesta de la consejera Tura se basa en la legislación
alemana y holandesa, donde la prostitución
es legal y se ejerce voluntariamente. Además,
el ámbito de los chulos o proxenetas se
reduce a los prostíbulos. También
prevé promover el proceso de regulación
para las prostitutas inmigrantes. Dentro del proceso
se prevé la normalización del servicio
sanitario de las trabajadoras sexuales. A los
3 años la Consejería del Interior
evaluará el impacto social de la medida.
Una apuesta arriesgada en un tema sensible tanto
para los partidos políticos, ONG y feministas,
el Estado español y, finalmente, los ciudadanos
que no saben a dónde irá a parar
el experimento que comenzó a aplicarse
en Barcelona y que empieza a discutirse en la
autonomía catalana.
Los socialistas no quisieron pronunciarse sobre
el rumbo que puede tomar el proyecto de Monserrat
Tura, pero la oposición señala que si
el gobierno quiere regular el oficio más
antiguo del mundo debe considerar alternativas
laborales para las trabajadoras sexuales que quieran
salirse de la profesión. |
|
|
| | |
|