La sala de la discordia
Por Sofía Buloz, Ferran Climent y Beatriz García-Valdecasas

Son las 19:30, es miércoles y la Ronda de Dalt está llena de policías y vecinos del distrito número 6. Es la 34º semana consecutiva en la que las asociaciones vecinales y la plataforma “No a la Narcosala” se reúnen para manifestar su descontento por  la instalación de una sala de venopunción, ubicada en las proximidades del  hospital de la Vall d’Hebrón.

Los habitantes de Montbau, Vall d’Hebrón, Sant Genís y Taxonera dicen que no pararán de concentrarse y manifestarse hasta que se pacte una solución con el Ayuntamiento. Pero lo único cierto es que las protestas han bajado de intensidad. No hace menos de un mes éstas consistían en cortar la Ronda de Dalt, con las lógicas retenciones de tráfico en esta arteria barcelonesa.
Lo que preocupa a los vecinos no es que les hayan instalado la ‘narcosala’, sino que, además, en un perímetro de 500 metros abrirán un centro de rehabilitación de menores, de régimen semiabierto, y un albergue de baja exigencia para los indigentes. Todo ello ha llevado a la indignación entre los residentes de todos los barrios del distrito.

Ésta se refleja entre los líderes vecinales. Según Toni Mateo, portavoz de No a la Narcosala, el hecho de “que hayan colocado esta sala en nuestro barrio se debe a que la cantidad de votos que representamos es insignificante, ya que sólo somos entre quince y veinte mil electores ¿Qué es eso ante una Barcelona de un millón y medio de votantes? Pues nada, todo cabe en Vall d’Hebrón”. Incluso asegura que “estas medidas incrementarán el índice de delincuencia del barrio”.
Por el contrario, la regidora del distrito Horta-Guinardó, Elsa Blasco, de Iniciativa per Catalunya-Verds afirma que “la principal preocupación de los vecinos es que sus pisos se desvaloricen. Todo está en el precio de sus pisos. Ojalá poniendo equipamientos sociales pudiéramos bajar el precio de sus casas. ¡Sería la solución mágica!", expresa.
Pero eso no es cierto. Además, el miedo de los hijos, de que no
puedan ir a jugar a los parques porque hay jeringuillas Las jeringuillas están ahora. Lo que estamos poniendo no es un problema sino una solución”.
Esta es una de las voces oficiales, pero no la única del ámbito político. La oposición, formada por PP y CiU, a la que acusan de estar detrás de las protestas vecinales, critica la falta de información y de diálogo por parte del Ayuntamiento con los ciudadanos de Horta-Guinardó.
Así, el Partido Popular, a través de su dirigente Alberto Fernández Díaz, califica al gobierno municipal de “intransigente”. Fernández Díaz asegura que “eran ellos, cuando estaban en la oposición, los que azuzaban a los vecinos. Nosotros lo que proponemos es la suspensión del funcionamiento de la Narcosala hasta que se apruebe el Plan de Equipamiento”
Los vecinos dicen que se encuentran “desamparados”. Mateo acusa a “todos los partidos del arco municipal de estar lavándose las manos en este tema. Es decir, el tripartito porque gobierna y para los partidos de la oposición, es un tema tan escabroso, que si se lo comen otros mejor”.