El aumento de la población
inmigrante en Cataluña ha impactado en los diversos
sectores del tejido económico del país. A pesar de ser
un colectivo poco valorado, es innegable que su presencia
ha dinamizado la oferta y demanda de productos y servicios.
Prueba de ello es el aumento de las importaciones de
alimentos y artículos de ocio para el consumo de determinadas
comunidades. En cuanto a su fuerza laboral, los inmigrantes
están asumiendo los trabajos que tradicionalmente son
rechazados por la población autóctona. De esta manera,
es fácil encontrar a muchos inmigrantes empleados en
sectores como la agricultura, la construcción y la hostelería.
Y es que cada vez más, los empresarios, sindicatos y
el Gobierno están favoreciendo la regulación de la inmigración
legal fomentada en la contratación de origen. Estas
son las facetas de un fenómeno social y económico que
son analizadas en profundidad en estos trabajos.
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