Sector metalúrgico: trabajos con mala imagen
Por Stephanie Ruano, Laura Arias y Natàlia Pérez

"No hay oferta ni en calidad ni en cantidad, no hay personal y no están preparados". Según Ángel Hermosilla, Director de Estudios del CEAM (Centro de Estudios y Asesoramiento Metalúrgico), el problema de Cataluña es la escasez de profesionales, que no abastece las necesidades de las empresas metalúrgicas.

En este sentido, el pasado abril un estudio de la patronal PIMEC, realizado por el departamento de economía y política, advertía ya que Girona perderá competitividad si no se aumenta la mano de obra cualificada. El informe refleja que el mercado laboral de esas comarcas necesitan una "gran reforma en profundidad" para tener más profesionales preparados y mejorar la competitividad de las empresas.

El director del citado departamento, Albert Roca, afirma que "en Girona se eliminan puestos de trabajo en el sector industrial y de textil y se crean en el de servicios". Para Hermosilla, la razón de esta pérdida es "la falta de interés de los jóvenes en estudiar las materias metalúrgicas, ya que no les resulta atractivas. Además, la imagen social de estas profesiones de segundo grado es negativa". Como afirma Hermosilla, "los padres tampoco animan a sus hijos a dedicarse a estos oficios, porque prefieren que vayan a la universidad".

Frente a este problema, una alternativa de las empresas y las organizaciones es buscar mano de obra calificada en el extranjero. Como ejemplo, la CECOT de Terrassa, una patronal trasversal, que ha contratado a profesionales, especialmente de Europa del Este. Como señala Ángel Hermosilla, son muy preparados, porque provienen de países de gran tradición industrial. Ellos aceptan porque allí la situación industrial es crítica y sobre todo, porque en España se pagan mejores salarios. Por ejemplo, en el sector de la metalurgia, un realizador de matrices cobra alrededor de 3.000 euros al mes ya que estos profesionales son escasos y la demanda es alta. Con este proceso, el empresario se beneficia doblemente, ya que cubre la falta de mano de obra con personas preparadas y éstas cobran sueldos más ajustados.


Para atraer a estos trabajadores, normalmente las empresas llegan a un acuerdo con las organizaciones del país en cuestión, que les facilitan contactos. Los trabajadores acceden a contratos que van desde los 6 meses hasta los tres años. Ángel Hermosilla explica que normalmente, la gente de Europa del Este no tiene interés por consolidar la residencia en España. Su objetivo es permanecer un tiempo para reunir dinero y volver a su país de origen.

En cambio, para los inmigrantes que deciden venir por su propio pie para trabajar, el procedimiento es más difícil ya que normalizar su situación ha sido un proceso largo y complicado. El Proceso de Normalización para trabajadores en situación irregular, promovido por el PSOE, intentó paliar esta situación.

Por otra parte, los trabajadores del Este normalmente necesitan un traductor, por lo que en España cubren los puestos menos atractivos, los llamados de segundo grado. Hermosilla destaca que, por lo general, "la necesidad hace que el inmigrante se someta a "cualquier cosa". Así, personas que han estudiado Derecho en su país, trabajan en España en empleos que no necesitan una titulación universitaria".