Las huellas del consumo
Por Yadira Hidalgo, Magally Batista, Neus Ràfols y Glòria Vallès

La inmigración crece en España y la economía siente sus efectos en el mercado laboral, la economía sumergida, la Seguridad Social y también en las oportunidades de negocios que genera este colectivo.

Uno de los frentes en los que esto empieza a ser notorio es en la oferta de alimentos. Los comercios de las ciudades españolas han incorporado nuevos productos importados para satisfacer a los consumidores procedentes de otras latitudes, como América Latina, de donde proceden el 44% de los foráneos de Barcelona; o del norte de África y países árabes, colectivo que supone el 8% de los extranjeros residentes en la capital catalana. Mercabarna es un ejemplo de esta realidad, que ha coloreado los mercados de nuevas frutas y verduras exóticas. Así, el 30% de los productos que se comercializan en el Pabellón Polivalente de Mercabarna -el mercado distribuidor de la ciudad-, son importados. La mayoría provienen de América Latina, seguidos de los de Marruecos, China, Japón, India, Tailandia y Vietnam.

Según la Asociación de Comerciantes Inmigrantes de Barcelona operan 900 establecimientos regentados por inmigrantes y se comercializan unos 800 productos orientados a satisfacer este segmento emergente de consumidores. Un ejemplo de este incremento es el llamado plátano "macho" procedente de Ecuador, cuya demanda pasó de un 30% en 1999 a un 77% en la actualidad. Otro es la comercialización desde mayo de 2004, en el Matadero de Mercabarna, de un 10% de carne (unos 200 animales a la semana) sacrificada según el ritual "Halal", para satisfacer al colectivo musulmán.

El dinero se adapta a todo
También los Bancos y Cajas han creado departamentos específicos que diseñan las estrategias para captar a los nuevos clientes y ofrecerles productos adaptados a sus necesidades. Es el caso de La Caixa de Pensions de Catalunya, que hace aproximadamente tres años creó un área de Servicio a Nuevos Residentes de baja capacidad adquisitiva. No quieren referirse a ellos como "inmigrantes", después de que un estudio de marketing demostró que esta denominación es considerada ofensiva por ellos. Entre los nuevos servicios que ofrece "La Caixa" a personas de otros países, que suponen el 5,5% del total de sus clientes, está el Seguro de Repatriación, la Hipoteca de Bajo Coste, la venta de minutos telefónicos a través de sus cajeros y las tarjetas internacionales para transferencia de dinero. Estos dos últimos también están disponibles para quienes no tienen cuenta

en el banco. En los últimos dos años "La Caixa" ha incrementado en un 35% la cantidad de clientes que son nuevos residentes, y para ellos ha editado una guía especial en castellano, chino, árabe, rumano y polaco. "El 60% de los clientes que son nuevos residentes son marroquíes, ecuatorianos y colombianos", explica Marta Leatch, del área de marketing para nuevos residentes de "La Caixa". En una de las oficinas ubicadas en El Raval "uno de los servicios que más se solicitan es el envío de dinero", explica Rafael García, que atiende una de las ventanillas. "Además, desde que empezó la campaña del gobierno se ha notado un incremento de clientes que piden certificados para regularizarse".

Llamar a casa es más barato Los 1.204 locutorios en diferentes sectores de la ciudad y la existencia de una Asociación de propietarios de Locutorios de Barcelona demuestran que este es un negocio creciente en los últimos años. Mueve alrededor de 300 mil euros al año, según la Asociación, aunque la cifra es aproximada porque no todos los locales dan información al grupo. Los locutorios brindan servicio de Internet, llamadas, revelado de fotos, escáner, fax, venta de tarjetas telefónicas, y hasta tienen incorporado el servicio de transferencias. Un locutorio en el Eixample, por ejemplo, conecta 400 llamadas diarias. La mayoría tienen entre 10 y 20 cabinas y las tarifas cobradas por llamada varían entre 0,12 y 0,22 euros.
No se trata de que todos los comerciantes deban seguir la fórmula paquistaní , pero lo cierto es que son un ejemplo de que la libertad comercial es positiva para los que se dedican a este negocio y, sobre todo, para los consumidores." (LV, 14-X-1996). Esta forma de entender la economía, que responde a las premisas ideológicas del neoliberalismo de la Escuela de Chicago, parte del axioma de un proceso de invasión y sucesión: si los comerciantes autóctonos no se pueden adaptar a las nuevas necesidades del mercado o no lo hacen suficientemente, sus comercios serán desplazados por otros en un "proceso natural".

Nuevos servicios para una nueva realidad
Otros servicios que se han creado alrededor de los nuevos ciudadanos son las empresas que se dedican al envío de dinero, como Western Union, que tiene una promoción especial para mandar remesas a Bolivia (5,5 € para mandar hasta 250 €), y ofertas especiales para Marruecos, República Dominicana, Perú, Colombia y Ecuador. Las compañías aéreas no tienen servicios específicos para este sector ni tampoco saben cuántos de sus clientes responden a este perfil. "Es evidente que en los últimos años este es un mercado que está aumentado, pero la compañía no facilita estos datos", explica Núria González, del Departamento de Comunicación de Iberia. Finalmente, también los Sindicatos de Trabajadores tienen áreas específicas para atender a personas inmigradas. El Sindicato de Comisiones Obreras creó un Centro de Información y Asesoramiento a Trabajadores Migrantes (CITE) en zonas donde hay una alta concentración de ellos, y estos divulgan información que les pueda ser útil.

La oferta de productos étnicos, un negocio floreciente
Los comercios regentados por inmigrantes extracomunitarios han pasado a formar parte del paisaje urbano de Barcelona, principalmente del barrio de Ciutat Vella, el Born y l'Eixample. Luis Alberto Moriente, encargado del Supermercado Plus, en Barcelona, indicó que esta cadena alemana se surte con un 15% de productos traídos de Colombia, México y Brasil, como café, tortillas de harina, chiles y bananos. "Siempre andamos detrás de lugares donde podamos conseguir comida nacional. Pero debido a limitados presupuestos tenemos que comprar comida a un precio cómodo", destaca Mireya López, una colombiana vecina de la calle Urgell de Barcelona. Vanesa Ching, propietaria del negocio de restauración "Nuevo día" vino hace 10 años a Barcelona y desde entonces instaló un negocio para vender mariscos, algas, soja, arroz y tés. "Aquí (en la calle Villarroel) vienen muchos chinos a comprar productos de nuestro país. Tenemos una clientela fija que se encarga de decir a los otros chinos

gráfico de L. Urdaneta y L. Marchal
lo que aquí pueden encontrar. Incluso nos solicitan productos específicos para que se los traigamos", explica ching. La propietaria apunta también que las ventas son buenas, y últimamente, hasta los catalanes se han convertido en clientes habituales de su local.