"Clos & Company":
El menú de los campeones
por: Sito Escayola y Montse Sitjà
Una comitiva de regidores y diputados sonrientes, el lema Vota amb el cor,
una edulcorada versión del Boig per tu de Sau, un autobús
de campaña, Polaroids y muchos claveles. Estos han sido los ingredientes
que el chef Joan Clos ha utilizado durante el fin de semana previo a las elecciones
para tratar de reengancharse en la alcaldía.
El
sábado comenzó con un fugaz aperitivo para abrir el apetito.
Clos, convertido en improvisado jefe de un pelotón de ciclistas, reunió a
sus mejores cocineros en una plácida carrera por la carretera de las Aigües
que, de antemano, tenía un claro vencedor. Y es que el alcalde es el reconocido
jefe de filas del equipo socialista, y el resto de compañeros de partido
ha asumido sin complejos su papel de gregarios. El paseo concluyó con
el discurso del alcaldable: más zonas verdes, más carriles bici
y una Barcelona más preocupada por su entorno.
El menú, propiamente dicho, empezó más tarde. Un Joan Clos
exultante, arropado por una imponente comitiva de dos decenas de personas, se
hizo a la calle en un baño de multitudes. Nou Barris, el Clot y la Barceloneta
se convirtieron en improvisados arcos del triunfo que recibieron con honores
de emperador a un alcalde que durante su mandato ha mejorado ostensiblemente
estos dos barrios periféricos de la ciudad. Y es que ésta es una
de las lanzas de campaña de Clos: conseguir una Barcelona homogénea
sin diferencias exageradas entre zonas.
A su paso, Clos iba dejando una estela de claveles y Polaroids. Ante la atónita
mirada de los transeúntes se acercaba a ellos regalándoles su mejor
sonrisa, un clavel y una instantánea de aquel momento. Y es que el alcalde
sabe muy bien que las elecciones no se ganan en los despachos, sino en la calle.
Y Clos recorrió muchas este fin de semana, a veces con más prisa
que interés. Para su suerte, el alcalde cuenta con una camarilla de expertos
y asesores que se encargaron de disimular su cansancio, una evidente desidia
y el desencanto de algunos ciudadanos.
Clos reservó el segundo plato para el domingo. Y nunca mejor dicho. El
candidato socialista a la alcaldía asistió a una costillada en
Les Planes, después de una testimonial visita en calidad de alcalde a
la fiesta de la Diversitat.
Tras un accidentado discurso, en el que media docena de anarquistas antisistema
le increparon e insultaron por no facilitar viviendas a los jóvenes y
fustigar la política okupa, llegó el esperado banquete. Butifarra
con judías, ensalada, pa amb tomàquet, etc. Y es que el electorado
vota mejor con la barriga llena que vacía.
La guinda a tan copioso festín la puso en el discurso de la Zona Franca.
Tachó de irresponsables a Aznar y al PP, por el modo de gobernar y dirigir
la campaña para las municipales, y reiteró una vez más su
tan anhelado su deseo: “Hacer de Barcelona la mejor ciudad del mundo”.