El alcalde de los Juegos insiste por su medalla dorada
por: Luis Escayola
foto:
Diego Calderón
Pasqual Maragall pasó de adolescente radical apolítico
a ostentar uno de los mandatos más longevos en la alcaldía
de Barcelona. Admite que se dedicó al mundo de la política
instigado por su padre y por su fiel amigo Narcís Serra, pero
dejó un historial como alcalde difícil de superar: un
sorprendente crecimiento de la ciudad de la mano de unos Juegos Olímpicos
que muchos califican como los mejores de la historia y la honra que
supone haber dejado el cargo sin perder nunca una elección.
La historia de Maragall como alcalde germinó durante las municipales
de mayo del 83 cuando llevó a los socialistas a un éxito
fulgurante con mas del 45% de los votos emitidos. Durante toda su carrera
política ha tenido que afrontar críticas y rumores.
Críticas
como cuando, en su afán por sanear las cuentas
municipales, colocó relojes por todo el consistorio e
instauró la
obligación de fichar a la entrada y a la salida. Tarjeta
de fichar que se conocía entre los funcionarios como “la
pasqualina”.
O rumores como aquel que decía que el alcalde se perdía
por una copa. El bulo del alcalde bebedor, que se propagó con
la virulencia y rapidez de un incendio forestal, fue el principal
problema de imagen que hubo de afrontar durante los 15 años
de su gestión.
Y es que la estampa desaliñada del Maragall de los primeros
años 80, de marcadas ojeras, ojos achinados, voz ronca
y dicción
nebulosa eran el mejor abono para la expansión del runrún.
Sin embargo, Pasqual Maragall siempre será recordado por
los barceloneses como el alcalde de las Olimpiadas que catapultaron
a la
ciudad a la fama internacional. Los Juegos Olímpicos hicieron
posible una reforma urbana global que incluyó, entre muchas
otras obras, la construcción de la Vila Olímpica
y de las rondas para la circulación rápida de automóviles,
y la regeneración del litoral de la ciudad. En palabras
del arquitecto norteamericano Joseph Rykwert, esta fue “la
operación
urbanística de mayor envergadura efectuada hasta entonces
en Europa occidental desde la II Guerra Mundial”.
Pasqual
Maragall i Mira
|
• 62
años
• Doctor en Ciencias Económicas
• Nacido en Barcelona
• Casado y tiene 3 hijos |
Concluida la
aventura municipal, Maragall se embarcó en un complicado
reto: derrotar al omnipresente Pujol en las autonómicas
del 99. Y la cosa fue de un pelo. El PSC superó por
primera vez en votos a CiU, pero los vericuetos del sistema
electoral le otorgaron
menos escaños en el Parlament, y Pujol logró retener
la presidencia de la Generalitat.
Este acontecimiento hizo pensar a más de uno que la victoria
socialista en las elecciones generales era cuestión de tiempo.
Ese tiempo va pasando, los comicios autonómicos de octubre están
al alcance de la mano y Maragall está a un paso de la medalla
más deseada.