Hacia
un espacio social y cultural catalán
por: Elena Zapata
El programa electoral
de ERC tiene como principal objetivo gestionar y responder a las necesidades
de la ciudad y de los ciudadanos. Se jactan de que su influencia ha
sido decisiva en los proyectos turísticos como la ruta Gaudí,
la recuperación del patrimonio y la política sobre animales,
bicicletas y zoológicos, pero aseguran que sus planes también
se extienden a más ámbitos, entre los que destaca la educación,
la sanidad y la vivienda.
A las próximas elecciones, ERC llega con unos objetivos ambiciosos
que se podrían resumir en tres: establecimiento del espacio social
catalán, creando un plan de choque contra la pobreza y una política
propia de inmigración; consolidación de una economía
abierta y dinámica, con el fomento del empresariado creativo;
y el impulso del mercado cultural para una comunidad lingüística.
Para ello espera
contar con un marco institucional adecuado que fije las relaciones de
Cataluña con España y Europa, un sistema de financiación
del autogobierno que corresponda a las necesidades de la sociedad catalana,
y un consenso nacional básico en la aplicación de estas
políticas, que se traduzca en una mayoría gubernamental
pluripartidista.
Si bien, a corto plazo, los esfuerzos irán dirigidos a las dos
grandes necesidades que, según ERC, urgen resolverse en Barcelona:
uno, el tema de la vivienda, ya que acceder a ella se ha convertido
en un problema no sólo para las clases más desfavorecidas
sino también para las clases medias debido a sus altos costes;
y dos, promover el estado de bienestar, es decir, reforzar la escuela
pública, la sanidad (para poder atender a todas las personas
por igual) y los servicios sociales públicos en general.
Sin embargo, tampoco se les escapa la necesidad de dar un paso adelante
en el tema del medioambiente. En este caso, su propuesta es desarrollar
tareas de control del estado de las aguas residuales y los desechos
sólidos, así como incentivar fiscalmente la recogida de
basura selectiva. También se proponen invertir en políticas
de reutilización y de reciclaje, y actuar con mayor decisión
sobre los ruidos excesivos, las vibraciones y los factores contaminantes
químicos, biológicos y radioactivos.