"Este
25 le daremos el mayor disgusto a Aznar"
por: Joaquín Torrez
Esquerra
Republicana de Cataluña cerró su campaña electoral
la tarde del viernes al mejor estilo de los principales partidos del
Estado español: con mayor protagonismo de su Secretario General
y candidato a la presidencia de la Generalitat, Josep Lluís Carod-Rovira.
El
acto de los republicanos fue en la Plaza Cataluña y congregó
a por lo menos unas mil personas. La escena estaba dispuesta para que
el candidato a alcalde Jordi Portabella se diera su baño de masas.
Y lo hizo. Muy a su manera, sin requiebros y con su sonrisa congelada,
resaltando en quince minutos de discurso, los logros de su gestión
desde su cargo de tercer teniente del Ayuntamiento.
"Nuestra gestión es una prueba de la madurez de Esquerra
Republicana. Seguimos con las manos limpias después de haber
gestionado más de 50.000 millones de pesetas", dijo Portabella
que, además, tuvo para todos, en especial para sus rivales de
CiU. "No son progresistas; no pueden cambiar en 15 días
lo que han hecho en cinco años apoyando al gobierno del PP",
dijo.
Críticas
al PP
Pero fue Carod-Rovira que elevó el listón. El líder
republicano estuvo a la altura de sus diplomas. Por momentos parecía
un líder socialista más criticando al PP. Luego volvió
a su cauce y en otro cuarto de hora largó su discurso contra
el bipartidismo español. "En estas elecciones se acabarán.
Cataluña es nuestra", dijo.
Y
fue más allá. "En Cataluña no pasarán;
no podrán ni en Euskadi ni en Galicia. Votar este 25 de mayo
por Esquerra será el mayor disgusto que los catalanes le pueden
dar a José María Aznar", dijo. Antes de los discursos
de Portabella y Carod-Rovira, hablaron los primeros de la lista de concejales
de Esquerra, todos en el mismo tono de sus líderes. Pero sin
duda fue Carod el protagonista que, cosa curiosa, subió al escenario
de mosaico amarillo y sin que nadie lo presentara. Subió por
su propio pie y casi corriendo. Nada raro en él, poco dado a
los convencionalismos.
Fue
tan apurada su entrada que ni siquiera dio tiempo que le pusieran el
himno de Esquerra (con Portabella si lo hubo), una melodía que
suena a mezcla de soundtrack de Guerra de las Galaxias con El Señor
de los Anillos.
Cierre
de campaña sobrio
El resto del acto fue puro trámite. El mismo guión y los
mismos castillos inflables, de colores amarillo y negro, que han acompañado
los actos de Esquerra desde el inicio de campaña el 9 de mayo;
esta vez con el agregado de actores disfrazados de animales para distracción
de los niños. Un acto muy de Esquerra, sobrio, con la combinación
de militantes de la vieja generación republicana y la juventud
hacia la que Portabella dirigió sus baterías a cuanto
barrio llegó. Un mítin lleno de colores pero sin más
pretensiones que las de alentar a los suyos a votar en masa para lograr
los cinco o seis concejales que los sondeos de opinión les otorgan.
Lo
novedoso del acto de cierre de campaña, fue quizás el
traslado de extensiones de los casals republicanos de cada distrito
hacia el corazón de la Plaza Cataluña. Así, fue
posible encontrar ventas de productos muy nacionalistas como barretines
y espardenyes hechas por artesanos catalanes, camisetas con frases independentistas,
pañuelos hechos en Gràcia y hasta la instalación
de urnas para que los presentes colaboren con las finanzas de Esquerra.
Muy lejos quedó del acto principal de los republicanos, realizado
el 17 de mayo en el Teatre Grec, de Montjuic, donde la celebraron con
Fanta; y a medio camino del acto de inicio, el 9 de mayo en el Frontó
Colom, en La Rambla, donde hubo vino para todos.
En
estas elecciones Esquerra apuesta por cinco y quizás seis concejales.
Así, Jordi Portabella sabrá que ha valido la pena su bronceado
y los tres kilos que asegura ha perdido en esta campaña electoral.
Carod-Rovira
asegura que en Cataluña enterrarán el bipartidismo español.