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Rumanos-gitanos se refugian en barrio Sant Roc
Por Gilda González, David Placer y Jokin Buesa

Entre sus frondosos y desaliñados vestidos en tonos pastel se confunde una bebé de tres meses que llora en el metro, entre Plaza Cataluña y el barrio Sant Roc de Badalona. Igual que ha cargado a su pequeña durante todo el día y desde que nació, envuelta en varias mantas, Alicia, una rumana-gitana de 25 años, regresa al final de la tarde con unos euros a su casa. Habita con 20 paisanos más, que como ella vinieron a España en busca de un trabajo para sobrevivir. "He estado desde las 9 de la mañana con mi hija y sólo le he podido dar patatas fritas. No tengo leche en mis pechos, lo único que puedo hacer es que otra rumana con niño le dé a mi hija", revela. Alicia forma parte de un grupo de rumanos que en los últimos dos años ha levantado una comunidad de al menos 1.500 miembros en el barrio Sant Roc de Badalona. Del total de rumanos-gitanos en Sant Roc, 500 han formado una asociación como salvavidas comunitario. Este grupo, proveniente en su mayoría de la localidad rumana de Tanderei, subsiste dentro de un problema social donde resaltan no sólo la falta de trabajo, sino el hacinamiento, la explotación y la ausencia de educación.

Hace cuatro siglos, los rumanos-gitanos eran un pueblo nómada que vivía de la agricultura y la ganadería. El siglo XX, el nazismo y el comunismo masacraron su modo de vida relegándolos a la marginalidad. Son considerados una comunidad muy cerrada, un pueblo sin fronteras con leyes propias. "En Cataluña tienen fama de ladrones y mendigos", indica Francisco Vázquez, vecino del barrio. Son familias sustentadas principalmente por las mujeres que utilizan a sus hijos como una "excusa" para apelar a los sentimientos de lugareños y turistas en el centro de Barcelona y que les den dinero. Lo que más les molesta a los vecinos de Sant Roc es que vivan entre 20 y 30 personas en un piso de 55 metros cuadrados. Para los rumanos-gitanos es difícil conseguir una vivienda digna. Según dicen, los españoles no les alquilan y los únicos que los acogen, aunque sea por precios muy elevados, son los pakistaníes. Estos son dueños y los subalquilan. Gheorge Cercel, presidente de la Asociación de Gitanos Rumanos de Tanderei, en Sant Roc, explica que pagan 700 euros mensuales. "Para lograr esa suma de dinero tenemos que juntarnos varias familias y alquilar un piso". Sin embargo, según Diego Justicia, Presidente de la Asociación de vecinos de Sant Roc, esos cobros que les hacen a los rumanos-gitanos "son elevadísimos. Son pisos por los que no se puede cobrar más de 250 euros. Es un gran negocio de los pakistaníes". Según Justicia, el hecho de que vivan tantos juntos rompe con la convivencia de la comunidad. Las salidas y entradas al barrio son una locura. Son casas sucias, habitaciones con colchones, mantas y muchos niños". De camino a su casa en Sant Roc, Alicia está más tranquila. El sueño de su hija ganó a su hambre. "Mañana espero encontrar a alguna mujer que le pueda dar leche a mi hija, si no de nuevo serán patatas fritas".