Sobre la inmigración, declaró: "Somos una tierra de acogida, que se constituye con la aportación de toda la gente que llega". Definió Barcelona como una ciudad de mezcla, desechando el modelo de guetos o barrios monoculturales.
Portabella defendió la idea de que las personas se relacionen entre sí, y para ello resaltó el equilibrio de la ciudad al tener "grandes, medianas y pequeñas empresas y además el mercado a pie de calle".
Desde comienzo de campaña, Portabella se puso como objetivo hablar de su política y no entrar en insultos ni descalificaciones contra otros partidos. Ese domingo, se salió de ese papel y cargó contra el Partido Popular, afirmando que "confunden el concepto de seguridad con el de intimidación" y que "en una ciudad como Barcelona no puede existir una formación así". También se quejó de que España es una carga que no deja intervenir a mayor nivel y proclamó: "no queremos tutores ni tutelas".
Otro de los puntos fuertes de su intervención fue su propuesta de convertir a Barcelona en la capital de la diversidad mundial. Expresó su apoyo a la defensa de las diversas culturas, ya que "las culturas expresan la realidad, y la nuestra es fuerte". Afirmó que tras una década de crecimiento, Catalunya está en posición de protagonizar un nuevo renacimiento.
Como resumen, acabó diciendo que ERC representa el soberanismo útil y que "para esta ciudad hay un proyecto y es el de Esquerra Republicana de Catalunya".
Dos días después, continuaría con la campaña en el edificio del IL3 (Instituto de Formación Continua de la UB), en el distrito del 22@. Aquí expuso las propuestas de Esquerra en relación a la investigación y el desarrollo científico. Prometió invertir veinte millones de euros en proyectos que retengan o incorporen científicos y personas con talento.
En referencia concreta al 22@, cree este debe convertirse en un centro que reúna a científicos, empresas y estudiantes, por lo que espera poder estimular la creación de residencias y alojamientos en la zona.