Por Ana Beatriz Marín
La inclusión de los "roms"

Diana Dinu es rumana. Tiene 45 anos y hace 14 trabaja ayudando a gitanos (roms, como se denominan, pues consideran el término gitano peyorativo) de su país a conseguir trabajo y papeles en Catalunya. No los conocía hasta que empezó a ayudarlos y dice que "el día que se acercó a ellos, terminó por quererlos". Pero tiene un hija de 18 años, Julia, y no quiere que ella se enamore de uno de ellos. Tiene conciencia de eso, pero no consigue quitarse el prejuicio. "No puedo superar la educación que he recibido", reconoce. Este es un ejemplo - bastante fuerte, por cierto - de la discriminación que sufren los roms. Si son rechazados en su propio país, imagina lo que no sufren cuando están fuera. En Catalunya, raros son los que les dan trabajo. En las calles, muchos miran con desdén a las mujeres que van con sus hijos en brazos, pidiendo dinero. Por todo eso, el anuncio de la entrada de Rumania en la Unión Europea, en 2007, ha provocado una alarma. El Gobierno español está preocupado porque de aquí a dos años, ellos pasarán a tener los mismos derechos de los inmigrantes comunitarios. La preocupación se ha traducido en acción. En septiembre de 2004, el Departamento de Bienestar y Familia de la Generalitat pidió a la empresa Vincle un estudio sobre la situación del colectivo con el objetivo de crear un plan integral para incluirlos socialmente.

Según datos recientes del Instituto Nacional de Estadística (INE), los rumanos son los inmigrantes que han experimentado mayor crecimiento durante 2004, con más de 100 mil nuevos inscritos Se entiende. El Programa Mundial de la ONU para el Desarrollo, un informe realizado en 2004, en ocho países de Europa del Este y Balcanes (Bulgaria, Croacia, República Checa, Hungría, Macedonia, Rumania, Eslovaquia y Serbia y Montenegro), señala, entre otros datos, que en Rumania siete de cada diez romamíes carecen de agua corriente y que ocho de cada diez no tienen dinero para comprar los medicamentos que les son recetados. Y por eso también se entiende porque se ha establecido los próximos diez años como la Década para la Inclusión de los Romaníes. En Catalunya, cuando el Gobierno habla de integración, estipula que los roms tienen que empezar a vivir de acuerdo con nuestros valores, hábitos y culturas. En este sentido, muchas veces la democracia termina por transformarse en la dictadura de la mayoría porque les obligamos a que vivan como nosotros, y, así, a renunciar a su cultura, como ya ha ocurrido con muchos hijos de gitanos que han nacido en Catalunya y que no hablan el rumano.

Al fin, eso termina por ser inevitable. Si quieren vivir aquí, se ven obligados a adaptarse. Esto tiene un aspecto positivo e negativo a la vez. Por un lado, terminan por perder mucho de su identidad. Pero por otro, a través de programas de inclusión social y laboral, tienen la posibilidad de educarse, alfabetizarse y buscar mejores condiciones de vida. Así que, lo importante, primero, es que el Gobierno se preocupe de entenderlos, además de estimular la convivencia con los payos, como llaman a todos los que no son gitanos.

http://www.unionromani.org
http://www.spainun.org