Hooligans
Valles
Por Alec Forssmann y
Ricardo Ginés
Sentados los dos sobre las graderías de hormigón
y bajo un sol abrasador, observamos a los jugadores
de pantalón corto. Situados en el gol sur del Estadi
de la Nova Creu Alta de Sabadell, nuestra intención
no es la de pasar una amena tarde de domingo viendo
el partido que enfrenta al Sabadell contra el Barça
B. Nuestro propósito es otro: tras el revuelo levantado
por diversos medios ante la escalada de violencia
por parte de la comunidad neonazi de Sabadell, decidimos,
libres de prejuicios, investigar y profundizar por
nuestra cuenta. Para ello no pretendemos flirtear
con la infiltración, sino que nos daremos a conocer
desde un principio como periodistas.
A pocos metros de nosotros, el grupo ultra 'Hooligans
Valles' está formado por no más de quince integrantes.
La estética de estos jóvenes no es claramente skin,
aunque no faltan las camisetas con el "88" (corresponde
en el abecedario a la "HH", es decir, "Heil Hitler"),
con el bulldog o, simplemente, con la palabra "Germany".
Durante el partido no escasean los insultos hacia
el portero o un jugador de raza negra del Barça B,
incluso hacia el alcalde de Sabadell, Manuel Bustos.
En el minuto 87 del partido el Sabadell rompe el empate
a cero, gracias a un gol de penalti. Los 'Hooligans
Valles' enloquecen y se suben sobre las vallas publicitarias.
Se produce un pequeño forcejeo con la Policía Nacional
que con un gran número de efectivos, está omnipresente
durante todo el partido.
El arbitro pita el final del encuentro y los hooligans
comienzan a desfilar por la salida del gol sur, siempre
ante la atenta mirada de los policías nacionales.
Una vez en la calle, un grupo de unas quince o veinte
personas doblan la esquina y se dirigen al bar "Penya
Sabadell". Les seguimos con la certeza de estar metiéndonos
en la boca del lobo. No tenemos ningún plan específico
para provocar el acercamiento con los hooligans, pero
sabemos que las cervezas serán de gran ayuda. En el
bar se respira un ambiente muy familiar, las cervezas
a 1 euro corren de un lado para otro, mientras la
retransmisión del Levante-Real Madrid, acapara todas
las miradas. Pedimos nuestras cervezas y nos sentamos
fuera sobre un escalón. Hay algún que otro cabeza
rapada, pero generalmente son gente de apariencia
normal con algún que otro distintivo de estética hooligan.
Con la segunda cerveza decidimos que ya va siendo
hora de romper este juego de miradas y saltar directamente
a la acción. Nos sentamos dentro con el fin de ser
más discretos, hasta que uno de los chicos, al que
Ricardo concebía como uno de los cabecillas, se nos
acerca por segunda vez para pedirnos papel.
Comenzamos a hablar con él y nos cuenta que siempre
ha mantenido una relación muy estrecha con el 'Sabadell',
ya desde pequeño. "Llevamos más de doce años con los
'Hooligans Valles'". Dice que se siente catalán y
que no le importa quién sea de los hooligans, mientras
anime al equipo. Pero no es suficiente con acudir
al campo un domingo cada dos semanas, sino que también
acompañan al equipo cuando juega fuera. El mismo club
se ocupa de los gastos y se cuida de mantener una
buena relación con ellos, como lo explica el hecho
de que las cervezas que se están bebiendo corren a
cuenta del entrenador del equipo. Nos pregunta si
la próxima semana les vamos a acompañar a Huesca en
el próximo partido fuera de casa del Sabadell. Por
un lado se muestra confiado ante nosotros, pero por
otro lado actúa con cierta cautela.
Le explicamos que nos gustaría charlar con sus compañeros,
sale un momento a consultarlo y al volver, nos da
el visto bueno. Salimos fuera y nos sentimos abrumados
ante tantas preguntas, desean saber exactamente quiénes
somos y a qué nos dedicamos. Con cierto humor, nos
tachan de 'Antonio Salas', el periodista que se infiltró
en las entrañas de un grupo neonazi. Nos avisan que
están de los periodistas hasta las cejas y que diversos
medios como Televisió de Catalunya, el diario deportivo
Sport, y sobretodo el diario local Diari de Sabadell,
han escrito todo tipo de mentiras sobre ellos. "Luego
escriben lo que quieren" afirma uno de los jóvenes.
Las dos chicas son las más dispuestas a hablar con
nosotros. Nos explican que desde hace tres meses,
se sienten "perseguidos" por la policía. Cuenta una
de ellas que durante el partido que el 'Sabadell'
jugó fuera de casa contra el 'Figueres', la policía
no les dejó moverse de las gradas durante los 90 minutos
que duró el partido, ni siquiera para ir al lavabo
o para comer algo.
"Necesitarías un año para conocernos bien" dice el
chico del principio. Nos exigen que, en caso que escribamos
algo sobre ellos, debemos mostrárselo. El ambiente
comienza a enrarecerse. Un grupo de dos o tres chicos
se muestra bastante hostil y desconfiado ante nuestra
presencia. Uno de ellos, rapado, con una cazadora
militar verde y un parche de los 'Boixos Nois' -los
ultras más radicales del Fútbol Club Barcelona-, nos
dice que no quieren saber nada de nosotros, que será
mejor que nos vayamos. Incluso ironiza diciendo: "a
ver si aprobáis". En un momento el ambiente del grupo
se ha tornado muy mezquino y Ricardo y yo decidimos
irnos para no complicar más las cosas.