La guerra y el petróleo
por: Federico Peña

(25 de marzo de 2003) Con el proceso de paz en marcha, los mercados han conseguido superar la incertidumbre inicial de la guerra en Irak, mostrando sus mejores resultados en tiempos de recesión económica mundial. Sin embargo, aunque el optimismo y la confianza reine en los mercados, los analistas prefieren la cautela debido a la inestabilidad de la región y al aún incierto proceso de reconstrucción de Irak.

Los dos factores que han contribuido a infundir confianza en los mercados han sido la corta duración de la guerra y el rol de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), que horas antes del conflicto aseguró que no habría interrupción en el suministro ni especulación en torno al precio del crudo. Para ello, la OPEP anunció que compensaría la menor producción de Venezuela, Nigeria e Irak.

El resultado es que una vez finalizada la guerra, en el mercado de petróleo de Londres, denominado Brent, el precio del barril se sitúa en torno a los 23,25 dólares, su valor más bajo de los últimos 7 meses. Sin embargo, la incertidumbre en Irak, Siria, Irán y Palestina impiden realizar previsiones a largo plazo. Esto quiere decir que, si bien el precio del petróleo y la confianza de los mercados son estables en este momento, no alcanza para volver a la estabilidad previa al 11-S, momento en que se sentaron las bases para la actual política exterior de Washington.

En este sentido, las palabras del economista Jefe del Banco Central Europeo, Otmar Issing, durante el conflicto son aplicables a futuros conflictos en la región. "La guerra condiciona cualquier comentario acerca de la economía europea y mundial", declaró. En el marco incierto de la guerra, Issing describió dos posibles escenarios, uno pesimista y otro optimista.

En el primero, el precio del crudo aumentaría a pesar del rol de la OPEP, produciéndose una merma de confianza por la prolongación de la guerra. Las bolsas caerían, se debilitaría la actividad y posiblemente repuntaría la inflación. En el segundo, el escenario de una guerra corta, que fue lo que finalmente sucedió, aumentaría la confianza de los mercados, del consumo y de las inversiones.

Posguerra: Irak podría desestabilizar al cartel de la OPEP
La toma de Bagdad y la caída de Saddam Hussein han terminado, en buena medida, con la volatilidad en la cotización del crudo. Como consecuencia, ha habido ligeras subidas en las bolsas mundiales, aunque el clima económico y político mundial no alcanza todavía para que se disparen el consumo y las inversiones.

Aunque los expertos no esperan variaciones bruscas en la demanda del petróleo, sí se muestran preocupados por cómo serán las relaciones de Irak, poseedor de las segundas reservas más grandes del mundo, y la OPEP. Hasta ahora, Irak se hallaba fuera de la OPEP al estar sujeto al Programa Petróleo por Alimentos. Pero el fin de la guerra supone que tarde o temprano se pondrá fin a este programa y que Irak ingresará a la organización.

Las condiciones del ingreso y de la estabilidad de la región están en este momento en manos de los Estados Unidos, actualmente al mando de Irak y principal consumidor de crudo del mundo. En este sentido, son imprescindibles las gestiones del actual líder de Irak, el general norteamericano Jay Gardner, que trabaja en busca de un una coalición de gobierno "aceptable" por los diferentes grupos irakíes, y por supuesto, por los Estados Unidos.

La vuelta de Irak a la OPEP plantea dudas que inquietan a los analistas. La primera es cómo afectará el regreso del segundo país más rico en reservas de petróleo. La segunda es cómo afectará un gobierno irakí afín a los Estados Unidos las políticas de control de producción de producción del cartel.

La potencialidad productora de Irak lo convierte en un jugador capaz de minar las políticas de la OPEP tanto desde dentro como desde fuera de la organización. Hasta ahora, sin embargo, la OPEP ha sido capaz de mantener el desplome del precio del crudo.

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