Como
reinas en la fiesta de Esquerra
por: Concha Alcántara y Elena Zapata
Como reinas.
Así es como nos sentimos en la tarde-noche del 25 de mayo.
El lugar, la sala de prensa de ERC, ubicada en la primera planta del Hotel Avenida
Palace en la Gran Vía con Paseo de Gracia. La decoración, compuesta
por imponentes lámparas Sisí Emperatriz, dos hileras de mesas cubiertas
con manteles aterciopelados color azul mar, sillas imitación (muy buena)
estilo Luis XIV, fastuosas columnas de mármol, amplios ventanales con
vistas. El ambiente relajado y una charla animada que tan sólo se veía
interrumpida por la obligatoria toma de notas en las comparecencias de los
representantes del partido.
Una cosa alteraba la tranquilidad de la jornada: de forma ininterrumpida y
ordenada los periodistas y demás reunidos se iban acercando, dejando atrás
cualquier halo de timidez, hacia la inmensa mesa-bufet ubicada para satisfacer
necesidades apremiantes de los allí presentes. ¡Ay ese jamón
de Teruel!, esos bocadillos delicadamente preparados con los mejores embutidos
de la comunidad traídos hasta aquí para tal evento, esos dulces
primorosamente seleccionados, ese burbujeante cava de la tierra, esas bebidas
refrescantes que servían para calmar la sed y salivar los paladares de
los congregados …. Las transmisiones televisivas debían esperar
a que los periodistas terminaran de masticar y sacudieran esas miguitas delatoras
que decoraban sus pechos.
Y cuando nosotras ya estábamos ciegas de comer (y que quede claro nuestra
profesionalidad, que de beber nada), los camareros, exquisitamente uniformados,
no paraban de desfilar ante nuestros ojos haciendo equilibrios con columnas de
bandejas repletas de comida. ¡Basta! ¡Que llega el verano! ¡Que
queremos mantener la línea!
En fin, bien comidas, bebidas y descansadas, y tras la fiesta en medio de la
Gran Vía adornada por una pantalla gigante y animada con música
discotequera, decidimos irnos a casa. Temíamos acabar con las existencias
de las improvisadas barras atiborradas de copas y terminar borrachas a las seis
de la mañana abrazadas a Portabella y cantando ¡IN-DE-PEN-DEN-CIA!,
el grito más coreado de la noche. Mejor ir a dormir antes de que el reloj
marcara las 12 y nos hiciera perder la conciencia que, aunque lo duden, aún
nos queda alguna. ERC no ha sido el gran triunfador, pero nosotras nos volvimos
encantadas.