La periodista de TVE, Rosa Maria Calaf, abrió el diálogo
‘¿Quién garantiza la calidad de la información?’
con su apoyo a la tesis de que los telediarios se han convertido
en espetáculos que apelan a la emoción para
llamar la atención del público. Según
Calaf, la nuevas tecnologías no han proporcionado más
calidad. “La información es inmediata, pero no
es más creíble por eso”.
Para la periodista, otro tema que afecta a la calidad es la
falta de control de los medios sobre la información
difundida. En su opinión, una prueba de la ausencia
de control son los recientes escándalos de los periodistas
estrella de Estados Unidos, que exageraban citas y proporcionaban
datos falsos en sus reportajes.
Las declaraciones del secretario general de la Federación
Nacional de Sindicatos de Periodistas Italianos, Paolo Serventi-Longhi,
que habló después de Calaf, fueron las más
contundentes de la tarde. “La calidad de la información
periodística en mi país ha muerto”, sentenció.
A pesar de reconocer como una anomalía mundial la baja
calidad de los contenidos transmitidos y publicados, Longhi
centró su discurso en el panorama de su país.
“Para un italiano de la era Berlusconi es dificil hablar
de calidad de la información”. Según Longhi,
hay una gran concentración de medios en manos del poder
político. “La editorial Mondadori y la cadena
de cines Multivision pertenecen a Berlusconi, que también
tiene cuotas de participación en otros periodicos como
‘Il Foglio’.
Según Longhi, este rotativo publicó hace pocos
días en su portada la foto de la cabeza del norteamericano
Nicholas Berg, que fue decapitado en Irak, con un titular
que decía “Esta es la cultura islámica”.
Para el periodista transalpino, “la presión del
gobierno italiano sobre los medios es insostenible. Sin embargo,
aún hay emisoras locales y sitios en internet donde
se puede encontrar información correcta y fiable”.
El director del diario Avui, Vicent Sanchis, y el director
del ‘Courrier International’, Philippe Thureau-Dangin,
fueron breves en sus exposiciónes. Sanchis habló
de la necesidad de establecer una diferencia de parámetros
entre los medios públicos y los privados.
Dangin hizo un pequeño recorrido histórico y
explicó que, antiguamente, la Iglesia era la que garantizaba
si lo escrito tenía concordancia con la doctrina. Según
su opinión, el sistema es ahora más abierto
y pluralista, y compete al publico velar por la calidad.
El sociólogo y director del ‘College des Hautes
Études’ Miguel Servet’, José Vidal
Beneyto, fue otro de los invitados a participar en el diálogo.
Beneyto explicó la imposibilidad de crear un baremo
de calidad para los medios de comunicación. “No
se puede establecer una medida porque hay muchas y los parámetros
son adyacentes”, dijo. Beneyto defendió la definición
de periódicos de referencia. El sociólogo ejemplificó
con el diario El País que, en su opinión, representa
a uno de ellos.
Además, destacó la importancia del receptor
de la información. “En una sociedad democrática
todos tenemos derechos y obligaciones; y no se puede confundir
entre libertad de expresión, que es un derecho individual,
y libertad de prensa, que tiene una función social”.
Beneyto enfatizó que “los ciudadanos tienen la
obligación de informarse para mantener el sistema democrático
y, consecuentemente, tienen el derecho de exigir calidad”.
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