Primera Edición
INICIO | ENTREVISTAS | TURQUÍA Y UNIÓN EUROPEA

“Turquía supondrá la reconciliación con la Europa musulmana”

MIGUEL CARVALHO

El escenario de entrada de Turquía en la UE que se había intensificado a partir de 1999 ha cambiado desde 2005. Para Eduard Soler, tanto la apertura ofrecida por la UE como el ritmo de las reformas llevadas a cabo en Turquía han disminuido. El coordinador del Programa Mediterráneo y Oriente Medio de la Fundación CIDOB, publica periódicamente trabajos sobre las relaciones entre Turquía y la UE.

SE OFRECEN CLASES DE TURCO (Fuente: Cécile Carrez)

P: ¿Cuál es el principal obstáculo a la adhesión de Turquía?
R: A menudo se ha dicho que Turquía es demasiado grande, demasiado pobre y demasiado diferente. Esa magnitud, ese nivel de pobreza y ese eje diferencial estarían en el centro de las negativas de algunos países de la UE que están dispuestos a sacrificar compromisos anteriores. Las negociaciones de adhesión no concluirán antes del 2015 y es imposible saber ahora que gobiernos habrán en los países europeos para entonces.

P: ¿Ha habido una doble cara de Alemania y Francia en este proceso?
R: A partir de 2004 Francia empieza a decir que no, mientras el gobierno Alemán de Merkel considera que hay que cumplir los acuerdos. Actualmente el elemento central está en el tejado de Francia. No les interesa generar ninguna crisis, pero a nadie se le escapa que Sarkozy, y muchas personas cercanas a él, siguen creyendo que Turquía debería considerar la opción de una asociación privilegiada.

P: ¿Turquía trasladaría poder al otro lado de Europa ó se convertiría en un eje de poder de cara a Asia?

R: No necesariamente, pero intuyo que sería muy fácil que se creara una relación preferente con Alemania y por eso Francia puede tener miedo. Entre los dos más grandes, Turquía y Alemania, podrían intentar consensuar muchas decisiones. Con Turquía, toda la dimensión del mar negro que actualmente es una prioridad emergente en la UE, pudiera llegar a ser una prioridad real. Igual que lo es el mediterráneo. Además, implicaría que la UE mirase con muchísima más atención todo lo que suceda en Asia central y en oriente medio, que se convertirían en sus vecinos inmediatos. Tendría frontera con Irán, con Irak, con Azerbaiyán, con lo cual no podría permanecer ajena a lo que pasa en esos espacios.

P: ¿Qué peso tiene la religión musulmana, principalmente por los 70 millones de habitantes de Turquía, en su adhesión?
R: La comprensión de lo Islámico como parte o algo ajeno a la UE es un reto, con o sin Turquía. Lo que este país introduciría es un cambio de magnitud. Todos los procesos de ampliación han reconciliado las distintas identidades que coexisten en Europa. Al principio fue necesario resolver el choque entre Francia y Alemania, la adhesión de Grecia implicó una reflexión sobre la Europa ortodoxa, los países del este la reconciliación de las dos Europas. La adhesión de los países de los Balcanes y de Turquía supondrá la reconciliación con la Europa musulmana.

P: Hay la resistencia de algunos partidos que ven a Europa como un proyecto cristiano.
R: Creo que Europa no es un proyecto con ningún membrete, es lo que los europeos quieren que sea. Todo depende de si se considera que Turquía es europea o no. Es un país miembro del Consejo de Europa y su antecesor, el imperio otomano, ha participado siempre en el concierto de las naciones europeas. Con lo cual es más una reconciliación entre dos Europas, a pesar de que una ha tendido a no ver a la otra como parte de sí misma.

P: ¿Conseguirá Turquía entrar en la UE sin tener la cuestión de Chipre resuelta?
R: Es casi imposible. Turquía es consciente que para sus intereses es mejor que Chipre este reunificado pero tampoco está dispuesta a enseñar todas las cartas en el mismo momento, con lo cual aquí la carta de Chipre es también un arma de negociación. En la perspectiva de una adhesión, un Chipre unificado es una condición sine qua non.

P: ¿Están habiendo avances en la cuestión Kurda?
R: De hecho en los últimos meses, por las elecciones municipales, el partido del gobierno, el AKP, está haciendo una campaña muy fuerte en las zonas kurdas. Se ha abierto un canal de televisión público en kurdo y se ha anunciado la traducción estatal del Corán. En parte esta es una demanda de la UE, pero creo que obedece sobre todo a los intereses de política domestica. Ante unos partidos nacionalistas kurdos de izquierda bastante debilitados, el AKP intenta presentarse como la alternativa en las zonas kurdas. El AKP por su tradición es menos nacionalista y por lo tanto mucho más abierto a acomodar estas distintas sensibilidades.

P: ¿No es contradictorio que el AKP, que se considera un partido europeísta, haya disminuido desde el 2005 el ritmo las reformas requeridas por la UE?
R: Su justificación es que por la alta inestabilidad política desde la elección del presidente Abdullah Gül, en que se hablaba de una intervención del ejército, su prioridad no podía ser estas reformas pero que siguen comprometidos para llevarlas a cabo. En todo caso, les interesa todo el proceso de modernización y de democratización que la perspectiva de adhesión ofrece. Pero también hay mucha gente que no descarta que en el momento en que Turquía haya hecho todos los deberes: sea un país próspero, democrático y moderno; ya no le interese tanto ser miembro de la UE. La adhesión tiene costes como la cesión de soberanía. Ya se verá.

P: ¿De los puntos exigidos por la UE, de qué no abdicaría Turquía?
(Pausa)  Las líneas rojas. La cuestión chipriota, la unidad del estado, la integridad territorial el estado y el laicismo. Estos son los temas calientes. Evidentemente si la UE exigiera el derecho de autodeterminación para las provincias Kurdas, seguramente por ahí no se pasa.

P: ¿Habrá que pasar una generación para que Turquía entre en la UE?
Creo que si el país avanza y las reformas se llevan a cabo, podríamos estar hablando de una Turquía equiparable a cualquier país de la UE en el año 2020 o 2025.