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“Renunciar a todo lo que has construido durante años para volver, implica que lo que has construido no es muy estable”
Eva Barrio
Tradicionalmente la inmigración ha sido entendida como un desplazamiento del país de origen a otro. Sin embargo, son cada vez más las historias que siguen un proceso contrario, al que podríamos llamar “de retorno”. Historias de inmigrantes que al ver truncados sus planes o simplemente porque ha finalizado su proyecto migratorio, deciden volver. Gemma Pinyol, coordinadora del Programa Migraciones del Centro de Investigaciones de Relaciones Internacionales y Desarrollo (CIDOB), es uno de los muchos académicos y especialistas en temas sobre inmigración que se ha dado a la tarea de estudiar este proceso.
Bufete para extranjeros (Eva Barrio)

P. ¿Es el retorno voluntario realmente un fenómeno nuevo?
R. Como instrumento de política migratoria la facilitación del retorno existe desde siempre en casi todos los países europeos. En el caso español, en 2002 se estableció con la Organización Internacional para la Migración  (OIM), un plan de retorno voluntario, a través del cual, se da un pequeño paquete de ayuda económica para personas que quieran volver; sobre todo para las que estén en situación irregular, pero no la puede utilizar cualquiera. Lo que sí es nuevo, es el programa que anunció en 2008 el Ministro Corbacho: la capitalización del paro, para que la gente que no tenga trabajo, pueda volver e invertir ese paquete de ayuda, en su país de origen y desarrollar un proyecto concreto.

P. ¿Por qué decide un inmigrante volver a su país?
R. La principal razón es el fracaso del proyecto migratorio. Un proyecto migratorio es un proyecto de vida. Renunciar a todo lo que has construido durante años para volver al país de origen, implica que lo que has construido no es muy estable. La gente se lo piensa mucho. Sobre todo contemplan las posibilidades que tienen de montar un negocio en su país de origen o de crear una pequeña empresa. Otra razón es la falta de redes familiares; muchos de los que regresan tienen su red mayoritariamente en su país.

P. Se dice que el número de personas que solicitan este tipo de ayudas ha aumentado a causa de la crisis económica.
R. Existen dos tipos de retorno: uno entendido como no voluntario, es decir el retorno de personas que están en situación irregular y el mercado de trabajo los expulsa, como no tienen red social para sobrevivir, entonces es posible que vuelvan, pero si

ellos retornan no lo sabemos, justamente porque son irregulares. En todo caso, hay que tener en cuenta que esta crisis es global, por lo que hay que pensar muy bien si en el país de origen habrá mejores posibilidades.

P. ¿Cómo se subsana, en una época como esta, el dilema entre destinar parte de un presupuesto exclusivamente a los inmigrantes y utilizar ese dinero en política social o de reactivación económica?
R. El dinero que se da como ayuda al retorno es muy pequeño pero es cierto que dar una ayuda más grande en momentos de crisis sería mal entendido. La gestión se vuelve entonces complicada; por un lado está claro que hay un paquete que puede incentivar el retorno voluntario que quieres mantener, pero por otro no puedes descuidar las otras compensaciones sociales que clarísimamente se requieren en momentos como éste.

P. ¿Qué implicaciones tiene para los países de acogida que los inmigrantes vuelvan?
R. En el caso español, después de la crisis seguiremos necesitando mano de obra trabajadora. Básicamente porque tenemos un gap demográfico. Hay una parte de lo que sería el mercado de trabajo español, que nunca se cubrirá con mano de obra autóctona simplemente porque no nació, esta mano de obra se tiene que cubrir de algún modo.

P. ¿A qué instituciones se puede acudir para solicitar ayuda para el retorno?
R. El Ministerio del Interior es el principal, pero en España es también una competencia delegada a las comunidades autónomas. En el caso catalán, por ejemplo, se puede ir a la Secretaria per a la Immigració.

P. ¿Entidades no gubernamentales?
R. Sí, Cruz Roja y Caritas; son entidades que tienen acuerdos con las administraciones públicas para gestionar estos procesos.

P. ¿Cree que las ONG’s deban desempeñar un papel más activo?
R. La responsabilidad de estas políticas son los estados y los estados no se pueden esconder en las ONG’s para gestionar o cambiar las políticas. Ellas no hacen política migratoria propia, y en cualquier caso no deberían hacerla.

P. ¿Cuáles son las responsabilidades del Gobierno español?
R. Es un buen momento de reflexión para definir el modelo de crecimiento económico que España quiere tener cuando supere la crisis. Tenemos que decidir, como país, si vamos a volver a invertir en la construcción y en los servicios como únicos motores de crecimiento, o si queremos otros sectores. Si es así, se tiene que pensar si tanto la población autóctona como inmigrante, es decir la población trabajadora, está preparada para ello. Por lo tanto, invertir en la formación es claro, lo que no se tiene que hacer es dar la vuelta a la tortilla y hablar del retorno como una solución general a una situación de crisis.