Primera Edición
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Europeos que trabajan en Barcelona

VIOLETA MOURA

La crisis económica descubre una realidad de desniveles para el inmigrante en Barcelona. Mientras que para unos significa una situación precaria, para otros, un momento de crisis puede representar una oportunidad. Al mismo tiempo, las huelgas de trabajadores en el Reino Unido exponen un escenario donde la falta de empleo agudiza la convivencia entre autóctonos e inmigrantes, ya sean europeos o extracomunitarios. 

Conductor taxi-bici

Lia Mendonça, portuguesa de 24 años, ha venido a Barcelona en busca de una oportunidad en la carrera de diseño gráfico. Ha terminado sus prácticas remuneradas por el programa de becas Leonardo da Vinci. En un mes ha enviado 110 cartas de presentación con su portfolio, para todos los estudios de diseño en Barcelona que ha conseguido localizar.  Además, ha enviado otros 12 portfolios a Italia y cerca de 20 más a Madrid. De cada diez, sólo dos suelen contestar. Los que responden elogian su trabajo aunque dicen que no necesitan a nadie más en sus plantillas. "Es por la crisis. Tienen miedo de contratar gente. Además un estudio puede tener su plantilla fija y aprovechar las prácticas de los recién licenciados, que no suelen ser remuneradas. Después nos echan y viene otro, y otro", explica Lia, mientras prepara una pequeña maleta y come de prisa su bocadillo. La han llamado para una entrevista en Madrid. Pero sabe que si no consigue finalmente el puesto de trabajo, regresará a Portugal.

Susana Pimentel, de 26 años y también portuguesa, llegó a Barcelona con el mismo objetivo a través del mismo programa de becas hace dos años y medio. A diferencia de Lia, su primer jefe, después de seis meses de prácticas en un estudio de diseño, la incorporó a la plantilla y hoy es la pieza fundamental del lugar. “Con la crisis tenemos demasiado trabajo. Todos los negocios invierten más en imagen y publicidad para hacer frente a la crisis. Así que atravesamos un muy buen período en el que no falta trabajo”.

Cuando se le pregunta sobre si conoce alguno español, Nelson Quintela, un obrero portugués de 23 años contesta que no. “Aquí somos todos portugueses y marroquíes. Sólo los patrones de la obra son españoles. Mi jefe es portugués, pero no sé si me llamará para trabajar otra vez. Se habla de la crisis y por eso parece que las obras se quedan paralizadas. No lo comprendo, porque sólo veo fincas aquí alrededor creciendo como setas.” Esto lo cuenta mientras advierte que ha sonado la sirena y la comida se acaba con un pitillo que apaga en el suelo. 

Para Ghassan Saliba, Secretario de CC.OO. para la Inmigración, "hay sectores en los que los españoles no quieren trabajar y prefieren estar en paro. Estos sectores lo solucionan cogiendo mano de obra extranjera. Es falso cuando se dice que si estamos en crisis y en paro, ya no necesitamos mano de obra extranjera, sea extracomunitaria o europea.  Además cuando el gobierno presentó el Plan de Retorno se creó en la mente de la opinión pública la idea falsa de que la crisis existe porque hay inmigrantes que trabajan aquí y si se marchan, habrá trabajo. Eso sí que provoca reacciones discriminatorias y peligrosas, aunque los puestos de trabajo vacantes queden libres todavía",  concluye, terminando su cortado y su cigarrillo, antes de volver a su despacho donde le espera un joven que lo saluda en árabe y le pregunta por su mujer, sus hijos y su salud.