Willy Meyer también fue miembro de la Comisión Mixta Congreso-Senado para la profesionalización de las Fuerzas Armadas y miembro de la Asamblea de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE).

Meyer siempre ha estado a favor de una izquierda sin complejos, misma  que, según declara,  “debe ser un motor del cambio de la política económica y exterior y la encargada rechazar la política económica que precariza el empleo, y castiga especialmente a la juventud, una  política exterior que no defiende la autonomía de Europa frente a Estados Unidos”.

En cuanto al tema de las relaciones internacionales, y la relación del Estado con la iglesia, Willy Meyer, dice que su política y la de su partido siempre ha sido defender los intereses de España: “Izquierda Unida no está en contra de la iglesia y de Estados Unidos, lo que sí hace la izquierda es estar en contra de la política depredadora de Estados Unidos que se caracteriza por incumplir los compromisos internacionales que pretenden un mundo más justo. El Gobierno norteamericano no ha firmado el Protocolo de Kioto, ni el de Otawa, que prohíbe el uso de minas antipersonales, y no está de acuerdo con el tribunal internacional. Nosotros defendemos un Estado laico y aconfesional, y no compartimos un trato preferente entre el Estado español y el Vaticano”.

Fue uno de los eurodiputados que viajó a Gaza inmediatamente después de que se declaró el cese al fuego, y desde ahí manifestó su repudio a la intervención del ejército Israelí en Palestina: “Las consecuencias son devastadoras. La situación de la población palestina en la franja es insostenible. Gaza es una ciudad arrasada, la escasez de alimentos, de agua o de material médico son las consecuencias claras de los ataques a objetivos de civiles por parte del Ejército israelí”.

La candidatura de Willy Meyer para repetir como eurodiputado fue respaldada por 74 votos a favor, lo cual muestra el reconocimiento a su labor y trayectoria política por parte de su partido.