PSOE > PERFIL DE JUAN FERNANDO LÓPEZ AGUILAR

Dibujos, construcción europea y rock and roll

ISABEL PASTOR

Un adolescente de quince años se presentó un buen día de 1976 en el diario La Provincia, de Las Palmas de Gran Canaria, proclamando que podía hacer cualquier caricatura en muy poco tiempo con su habilidosa mano izquierda, la misma que los religiosos de su colegio tantas veces le habían prohibido usar.

LOPEZ DEBUTA COMO CANDIDATO (Fuente PSOE)

Ese joven era Juan Fernando López Aguilar (Las Palmas, 1961); el segundo de tres hermanos de una familia de clase media que buscaba una forma de ahorrar apuntándose a la moda del caricaturismo político surgida con la transición democrática. 

Gracias al sueldo de La Provincia recorrió tres veces Europa con la tarjeta Interrail. Es viajero, hiperactivo, músico apasionado de la guitarra y de los Beatles, lector voraz de casi cualquier género, seguidor de El Jueves y dibujante impulsivo de sus propias viñetas.

"La opinión editorial suele ser cruda y a menudo interesada, pero el humor gráfico es la visión más amable y elocuente de lo que ocurre en España; por eso la política haría bien en inspirarse en él", asegura.

Desde pequeño quiso estudiar Arquitectura, pero se matriculó en Derecho, porque quería parecerse a los padres de la Constitución Española. En la universidad militó en una asociación estudiantil de izquierdas y antes de licenciarse ya se había afiliado al Partido Socialista Obrero Español (PSOE), aunque durante un tiempo antepuso su carrera académica a la política. Se tituló en las carreras de Derecho y  Ciencias Políticas y Sociología. Se doctoró en Italia, amplió estudios en Estados Unidos y es catedrático de Derecho Constitucional y de Derecho e Integración Europea.

Cuando Juan Fernando saltó a la primera línea de la política el gesto no era menor, buscaba cambios en su partido. Empezó por presentarse a las primarias para ser cabeza de lista por Las Palmas en las elecciones generales del 2000 al Congreso, en un contexto difícil. Tenía experiencia como jefe de gabinete en los ministerios de Justicia, Educación y Administraciones Públicas.

Sin embargo, “ser elegido cabeza de lista le cuesta horrores, porque tiene que hacerse hueco entre la vieja guardia del partido canario y para conseguirlo se recorre todos los pueblos de la provincia”, cuenta su compañero en la ejecutiva socialista canaria Rafael Álvarez.

Ese mismo año sería el único en las islas que apostaría por Jose Luis Rodríguez Zapatero para ocupar la secretaría general del PSOE. Detrás de la candidatura estaba el movimiento Nueva Vía, que pretendía modernizar el partido después de dos derrotas consecutivas en las elecciones generales.

Su apoyo a Zapatero le valió un lugar en la ejecutiva federal socialista y, en el 2004, el nombramiento como ministro de Justicia. Al frente de esta cartera asumió algunas de las reformas más polémicas del nuevo gobierno, como el 'divorcio exprés' o la legalización de los matrimonios homosexuales.

“Tengo una motivación radical en la igualdad de oportunidades. Lo mismo que un buen rock and roll me levanta de la silla, la injusticia me levanta del asiento”, asegura.
Los derechos de las personas le han preocupado como político y como experto en leyes, así como la organización territorial del Estado. Federalista convencido, en sus escritos académicos ha abogado por un “sistema federal más diferencialista y asimétrico” para España; lo que no le impidió ser uno de los ministros que se opuso al uso del término 'nación' en el nuevo Estatut de Catalunya.

Las encuestas daban a Juan Fernando como uno de los políticos mejor valorados por la opinión pública cuando fue designado candidato a la presidencia de Canarias en 2007. Quince años después de que los socialistas perdieran el gobierno autonómico, consiguió una victoria, pero el acuerdo del Partido Popular y Coalición Canaria le arrebataron la presidencia. Poco después se volvería a Madrid como diputado del Congreso.

Durante bastante tiempo ha hecho un viaje de ida y vuelta de Canarias a la Península Ibérica, que ha repetido religiosamente cada fin de semana. En el archipiélago tiene el partido que dirige; su mujer, su familia y la playa, donde se relaja. Ahora el viaje será más largo, porque su próximo destino político está en el Parlamento Europeo.

Volverá ahora en ‘Businness class’ a una Europa que recorrió por primera vez en su adolescencia con Interrail. Entonces España no era comunitaria y él se sentía “un apasionado de la construcción europea.” Más tarde, cuando la Unión se amplió a 27 países, vio peligrar dicha construcción: “Noté que se debilitaba el sentimiento de unidad y que había un déficit de liderazgo.” En el contexto de crisis económica actual, eso es precisamente lo que su partido cree necesario para Europa: un liderazgo sólido para defender y reforzar los derechos de los ciudadanos.

Los comicios europeos serán los terceros a los que acuda en poco más de dos años. Algunos dicen que es síntoma de fortaleza en el partido, otros, que las candidaturas lo alejan del núcleo de poder al que llegó en el 2000. Quizás haya que leer entre líneas cuando explica que admira a Winston Churchill y Charles de Gaulle "por la perseverancia: una vida que parece acabada varias veces se rehace; eso me gusta."