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Mercedes Polo: "El futuro de la construcción pasa por dejar de hacer más vivienda"

El sector busca alternativas en la obra pública y la rehabilitación, según la gerente del Gremi de Constructors de Barcelona i Comarques

ISABEL PASTOR

El Gremi de Constructors de Barcelona i Comarques representa a cerca de 4.500 pequeñas y medianas empresas. Cada año el número de asociados crecía hasta que llegó la crisis. En 2008 cerraron sus puertas cerca de un cuatro por ciento de las empresas; cantidad que puede parecer pequeña, pero que resulta significativa  para el gremio porque por primera vez ha restado asociados. Según la gerente del colectivo, la solución a la crisis del sector está en manos de la actuación de la banca y de las administraciones públicas.

P. Cataluña lidera la caída en viviendas iniciadas en España, según las estadísticas. ¿En qué medida el sector de la construcción ha dejado de depender de la edificación residencial?
R. En estos momentos hacer más casas no tiene ningún sentido. Las cifras oficiales demuestran que hay cerca de 100 mil inmuebles nuevos sin vender en Cataluña y una demanda anual de 45 mil. Tenemos viviendas en stock para cubrir la demanda durante cuatro o cinco años, por eso en estos momentos el futuro del sector pasa por no hacer más viviendas, libres por lo menos.

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P. ¿Los precios deben seguir bajando para que suba la demanda?

R. El problema no son los precios, sino la falta de financiación. Empezamos a notar la crisis a finales del 2007, cuando todavía teníamos una demanda fulgurante y los bancos comenzaron a negar créditos a clientes que hasta hace poco los hubieran obtenido.

P. Si hay exceso de viviendas, ¿es razonable que los gobiernos central y catalán promuevan más construcción bajo fórmulas de protección oficial?
R. Si se piensa con sentido común, la respuesta es no, porque hay casas disponibles. En primer lugar, puede ocurrir que las zonas donde hay mucha edificación no coincidan necesariamente con el lugar donde se necesiten viviendas sociales. En segundo lugar, las administraciones proponen reconvertir la vivienda libre en protegida ofreciendo a los promotores un precio muy inferior al valor de las casas. Antes de aceptar el cambio y tener pérdidas, es lógico que los promotores intenten vender sus inmuebles en el mercado. Por eso creo que es difícil que el exceso de oferta de vivienda libre pueda ser aprovechado para dar respuesta a la demanda de vivienda social. No obstante, siempre habrá empresas en situación especialmente delicada que necesiten liquidez para pagar sus deudas con la banca y no tengan más remedio que aceptar fórmulas como esta o la entrega de parte de sus inmuebles a las propias entidades financieras.

Mercedes Polo en la sede del gremio

P. La Generalitat aprobó comprar 500 pisos libres construidos o en construcción para transformarlas en protegidos. Aseguraba que agilizaría la salida al mercado de vivienda social. ¿Interesa esta medida?>
R. La medida todavía está en proceso de tramitación. Cuando entre en funcionamiento veremos si responden bien los empresarios, pero es cierto que siempre habrá necesidades no cubiertas de vivienda protegida.

P. ¿El Pacte Nacional de l'Habitatge ha servido para mejorar el acceso a la vivienda en Cataluña?
R. Era bueno cuando se concibió pero no es ejecutable porque no hay financiación. Los bancos han incumplido el compromiso que adquirieron dentro del pacto para apoyar a los compradores de casas protegidas porque siguen denegando buena parte de los préstamos. Si no hay quien pueda pagar las viviendas que se promuevan, todas las medidas que se tomen quedarán en segundo plano. Nosotros pedimos a la Generalitat que exija a cajas y bancos el cumplimiento del pacto. Ellos son determinantes para que se reactive el mercado de cualquier tipo de construcción residencial.

P. ¿Con qué va a mantenerse el sector de la construcción ahora?
R. La obra pública es la principal clave porque la obra privada prácticamente es inexistente, pero hay un problema con el ritmo de licitación de los concursos. El año pasado la contratación de proyectos por parte de la Conselleria de Política Territorial y Obras Públicas estuvo un poco por debajo de lo presupuestado y el descenso fue mayor en la inversión del Ministerio de Fomento, un 40 por ciento menos de lo previsto para infraestructuras.

P. ¿Qué otras opciones hay?
R. El Fondo Estatal de Inversión Local dará un poco de oxígeno a muchas empresas porque con ese dinero los ayuntamientos van a proyectar bastantes obras pequeñas. La rehabilitación será también una buena alternativa. En la capital catalana, la campaña "Barcelona posa't guapa" para reformar fachadas y el plan para promover la instalación de ascensores en edificios antiguos, son una forma interesante de dar trabajo. Ahora bien, frente a incentivos como este, hay obstáculos por salvar para que la actividad en rehabilitación pueda crecer. El más importante es la elevada fiscalidad que impone el Estado. El que rehabilita su casa tiene que pagar un 16% de IVA por la obra, pero se cobra un 7% por la compra de una vivienda libre nueva. Es una situación que estamos pidiendo desde hace tiempo que se modifique.

P. ¿Construir en Europa del Este se está convirtiendo en una moda?
R. No sé si es una moda, pero sí podría ser una alternativa. Esta zona va a empezar a recibir bastante dinero de la Unión Europea para invertir en la mejora de sus infraestructuras. Hay mucho por construir en ese campo y seguramente el desarrollo de los equipamientos favorecerá la aparición de nuevos núcleos residenciales y la edificación de viviendas. Lo cierto es que estamos recibiendo muchas misiones comerciales que representan a estos países para atraer empresarios españoles y creemos que sería bueno que se animaran a probar este nuevo mercado