Carles González es un hombre calmado. A pesar de su alta responsabilidad en el departamento de informativos de TVE Catalunya, donde ejerce de jefe de sección de Sucesos y Cultura, se mueve por los pasillos con tranquilidad. Su tono de voz es afable y parece que nunca dice una palabra más alta que la otra. Es un hombre corpulento, de más de un metro y ochenta centímetros de altura.
La serenidad que transmite parece extenderse hasta los rincones más remotos de la redacción de informativos. O quizás sea al revés. La vida en los estudios de la delegación catalana de Televisión Española transcurre a un ritmo pausado, no hay gente que corra, ni gritos, ni estrés. Pero claro, tampoco es que estemos a diez minutos de la ‘dead line’, aquél punto de no retorno que se repite varias veces al día en el instante previo al inicio de un programa en directo.
Pero volvamos con nuestro protagonista. González está sentado en su mesa, que ocupa el extremo más cercano a la ventana de una mesa que comparta con varios compañeros. No tiene despacho, lo que le permite un contacto directo con sus ayudantes y facilita el trabajo en equipo.