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"El periodismo es como el aire que respiro, es una vocación innata"

Por Ana Presas

Foto: Ana Presas

Albert Ollès nació en Gavà (Barcelona) el 7 de junio de 1971. Y ya desde muy pequeño soñaba con convertirse en periodista. “A los cuatro años ya decía que quería trabajar en la radio”, recuerda mientras sonríe. Ollès escribe en la sección de local para El Periódico de Catalunya desde hace cuatro años. Empezó cubriendo deportes y lo hizo gustoso durante 15 años. “Me agradaba cuando era joven pero al cabo de un tiempo se vuelve monótono”, asegura el cronista, quien buscaba algo más serio. Está encantado con la sección ya que debe ir al barrio y hablar con la gente. “Vives un poco el pulso de la ciudad”, afirma rotundo.

Para este barcelonés su profesión es muy importante. Una pasión que muchas veces exige sacrificios personales: “el periodismo es como el aire que respiro, es una vocación innata”. Él mismo confiesa que no podría pensar en dedicarse a otra cosa porque “trabajar en una fábrica está muy bien para quien le guste, pero a mí esa vida no me va”, afirma mientras camina por una de las calles del Poblenou, barrio en el que está trabajando sobre su próxima nota.

Y es que a este periodista de 37 años no le gusta ir a cubrir ruedas de prensa, prefiere la independencia aunque esto suponga un esfuerzo mayor. “Aquí todo el tiempo estás cambiando de horarios, no hay nada fijo”, señala Ollés.

Albert Ollès afirma que lo principal para desarrollar correctamente su trabajo es observar, escuchar e investigar. El periodista debe publicar una nota por día y la mayoría de los temas que transmite son historias que él encuentra por sí solo. “A veces unos contactos te llevan a otros”, asegura el reportero quien tiene que conseguir diversas temáticas en pocos días.

La presión en este trabajo es común: “sin duda vives en constante tensión porque la hora de cierre no espera por nadie”. Existen secciones que están más presionadas por la actualidad que otras y el caso de local no es la excepción.

Una de las mayores complicaciones de ser periodista es la censura que existe. “En muchas ocasiones es autocensura porque sabes en el medio para el que trabajas y conoces la corriente política que posee”, asegura Ollès, quien confiesa que a veces hay discusiones en las redacciones sobre este tema, aunque realmente la presión no sea de manera directa sino indirecta: “tu jefe no viene a decirte cambia esto, si no que él  contrasta los datos. Ellos te lo hacen saber de una forma más discreta”, comenta.


Foto: Ana Presas

El tema de la censura es uno de los tópicos más frágiles para los informadores. Para poder escribir libremente, el periodista tendría que elegir un medio donde exista una ideología política parecida o igual a la suya para no tener problemas. “Si no estás de acuerdo con lo que marca el medio en el que trabajas tendrías que cambiar de trabajo”, mantiene Albert Ollés.

Al igual que en otros oficios, actualmente es muy difícil que los periodistas consigan trabajos bien remunerados y con un contrato fijo. Y en consecuencia, si uno no está de acuerdo con la forma de pensar del grupo empresarial al que pertenece el medio, tendría que cambiar de trabajo, si bien “que te contrate un periódico actualmente es un milagro”, asevera el reportero.

Otro de los problemas es el traslado de temas. “Muchas veces el alcalde habla para que hagamos notas que a él le interesa publicar y lo tenemos que hacer”, asegura Ollès, quien afirma que detrás de los medios existe una presión política clara pues los políticos son los más interesados pues el éxito de sus campañas se basa muchas veces en las noticias que los medios divulgan.

Fuera de estas contrariedades, Albert Ollès  está contento de poder ejercer esta profesión y sugiere que la práctica es lo más importante para ser un buen informador: “el periodismo no deja de ser un oficio. Las habilidades son adquiridas con la experiencia”.