Junio del 2006. Todas las atenciones están en el mundial de fútbol. España llega a las octavas de final. Se enfrenta a Francia con esperanzas de avanzar un poco más. En un partido emocionado, en que Francia le imponía un 2-1, se deseaba que España reaccionara y llegara a un 2-2. Surge un Zidane con la energía de un comienzo de partido y marca. Es el gol del desaliento. El 3-1 con el que terminó el partido y las esperanzas españolas.
Los periódicos españoles del día siguiente estampaban el gol de la eliminación. Excepto uno: ADN. En su lugar, la consecuencia del infame tanto. En un fundo oscuro, los colores de la bandera española pintaban la cara triste de un torcedor decepcionado. Una foto más artística. Pero de igual o mayor impacto.
Esta es una de las grandes apuestas del periódico gratuito ADN y algunas de sus mayores fortalezas. ADN se atreve a crear portadas de gran impacto, pero sin apelar al sensacionalismo. Produce páginas centrales muy creativas. Destaca los colores del periódico. Dedica espacio para las buenas fotos que en general serían desperdiciadas. Tiene un cuidado que bordea la obsesión con la calidad y diseño de todas las páginas.
Lo cierto es que la calidad visual de ADN no deja a desear frente a ningún periódico de pago. Según su director, Albert Montagut, ADN utiliza los mejores periódicos como referencia. “Pienso en una primera página que compita – y gane – de los mejores”, afirma. Si en principio los periódicos gratuitos afirmaban que no eran competencia a los de pago, Montagut declara guerra a ellos: “venimos para competir con quien sea”.
De hecho, ADN ha crecido mucho desde su nacimiento en el 2006. Ha llegado a más de 1 millón de lectores en el primer año y hoy cuenta con 1,4 millones. En el próximo 29 de abril, saldrá el estudio de EGM de este año, y para ese entonces, la expectativa de ADN es haber alcanzado 1.500.000 lectores. Su meta final es llegar a los 2 millones.
En su público, un pedazo suculento para la publicidad: jóvenes urbanos y consumidores, entre 22 y 40 años, 50% de mujeres, de clase media y clase media-alta. Bastante distinto de los hombres mayores de 40 años que forman la mayoría de lectores de periódicos de pago.
|