EDITORIAL  
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Prueba de nervios
Por Nicolás Torrent

Foto de Celine Gesret Foto de Celine Gesret Foto de Celine Gesret

Esta noche, los militantes de Iniciativa per Catalunya Verds (ICV) la habían imaginado como una gran celebración electoral. Un salón lujoso en el Hotel Fira Palace de Barcelona, un catering con cava y canapés, la imagen que quería dar el partido ecosocialista catalán no encajó con la realidad que tuvo que enfrentar este domingo.

Los militantes pasaron de risas a lágrimas varias veces en la misma noche. El primer sentimiento difundido entre los simpatizantes fue la amargura. Las primeras estimaciones a pie de urna fueron como una ducha fría. Pocos minutos después, Marc Ríus, el director de campaña de ICV, dio su primer análisis de la situación, apuntando el fomento del bipartidismo por parte de los dos pesos pesados de estas elecciones. Los militantes escuchaban asintiendo serenamente las palabras del portavoz. Todo el mundo preveía malos resultados, o por lo menos, lo fingía.

A las 21.30, Carme Chacón, la candidata socialista por Barcelona, provocó la primera reacción audible de la noche.
“Que asco”
“Que baile el chiqui chiqui”

Algunos seguidores necesitaban desahogarse y lo expresaban frente a los televisores de TV3 con más o menos elegancia. Pero esas notas de humor no eran suficientes para resucitar las sonrisas. Iniciativa había perdido un diputado en Cataluña y a nivel nacional Izquierda Unida sólo sumaba dos diputados. Los militantes necesitaban aire fresco y no tardaron mucho en recibirlo.

De repente poco antes de las 22.00, con el 60% de los votos escrutados, Mónica Terribas, la presentadora de TV3, anunció que ICV ganaba un nuevo escaño. Se oyeron risas, aplausos y brindadas de copas de cava catalán, pero la euforia no duró mucho.

“Es satisfactorio ver que hemos logrado mantenernos cuando los demás partidos de izquierda han caído en picado”, comentaba Joan Rovira, un joven militante de 22 años.

La ola de satisfacción llegó, alivió bastante, pero no tardó en retirarse. Y lo hizo de la peor manera.

“El Herrera no quiere hablar hasta que los resultados no sean definitivos”, anunciaba el jefe de prensa, Dani Álvarez.

Poco antes de las 12, el candidato de ICV entró triunfalmente en el salón donde un centenar de simpatizantes se había reunido. Las uñas mordidas y las lágrimas dieron paso a los aplausos y los gritos de felicidades.

Joan Herrera y luego Joan Saura surfearon sobre las muestras de afección de los militantes. Hasta que en los televisores el fatídico número de escaños debajo del logotipo ICV/EUiA pasó de 2 a 1.

Joan Saura terminó de hablar sin darse cuenta de lo que estaba ocurriendo. Pero rápidamente la epidemia de desilusión volvió a diezmar el ánimo en la sala. Los candidatos se retiraron volando y los periodistas empezaron una vez más a correr entre teléfonos, micrófonos y cámaras.

Finalmente, tras media hora de confusión generalizada, Dani Álvarez, entró en el salón y anunció: “Se acabó. Convocamos una rueda de prensa mañana al mediodia porque necesitamos tiempo para pensar”.

Los últimos seguidores de Joan Herrera comentaron hasta horas avanzadas de la noche, dando vueltas e interpretaciones a las últimas horas que acababa de vivir Iniciativa per Catalunya. Una noche que puso a pruebas los nervios de los militantes ecosocialistas.

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