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CiU gana un escaño, pero pierde fuerza
Por Jéssica Bouzas

foto: Jianfan Zhu foto: Jianfan Zhu foto: Jianfan Zhu

El lujoso hotel Majestic, en pleno Passeig de Gràcia, se convirtió en la sede provisional de CiU. Desde allí, los dirigentes del partido hicieron las primeras valoraciones electorales. El bullicio reinaba en la sala reservada para la ocasión. Decenas de periodistas siguieron atentamente las estimaciones de los resultados a través de las pantallas de televisión que se han puesto para la ocasión. Al fondo de la sala, los cámaras encima de una tarima dominan la escena. En primera fila, los fotógrafos estratégicamente situados. En el sonido ambiente, conversaciones y risas que se ven interrumpidas por los aplausos de los militantes de CiU cada vez que se conoce el avance de los resultados.

Convergència i Unió termina la jornada electoral con once diputados en el Congreso. Pero aunque haya ganado un escaño, perdió fuerza. Por lo menos la fuerza que creyeron que iban a tener después que se conocieran los resultados. Sus esfuerzos de retirar votos de los socialistas no fueron suficientes. Y es que el PSOE ha logrado tener escaños suficientes para gobernar sin el apoyo de Convergència i Unió. Sus diputados, unidos con algunos de sus posibles aliados (IU, ERC, CC, BNGA y PNV) le dan gobernabilidad sin necesitar la bendición de CiU.

Campaña
Después de una campaña marcada por la polarización entre el PSOE y el PP, se temía que CiU perdiera diputados en el Congreso. Las previsiones más pesimistas le quitaban dos o tres escaños. En parte por este temor, CiU hizo una campaña en la que intentaba robar los votos a los socialistas. Su postura era de críticas al Gobierno, sobre todo en lo que se refiere al Estatut y a la promesa incumplida por Zapatero de apoyarlo. Además, Convergencia i Unió alertaba contra el riesgo de que los socialistas lograsen mayoría absoluta en las legislativas y sus consecuencias para Catalunya.

Aunque el número de escaños sea importante, la mayor preocupación del partido era ser decisivo para la gobernación de España. CiU ha pasado la campaña “subastando” su apoyo al partido que le ofreciera mejores condiciones. Es decir, que cumpliera con sus demandas. Hicieron una lista de siete condiciones para que la federación permitiera la gobernabilidad del PSOE o del PP. CiU podría apoyar el PSOE de Zapatero, aunque éste, en palabras de Duran i Lleida, ha engañado a Catalunya. O podría permitir que el PP volviera al poder, aunque acusen a los populares de emprender una caza al idioma catalán y a los catalanes.

Toma y daca

Su apoyo sería dado no sólo al que cumpliera esas siete demandas, pero sobretodo al que le permitiera gobernar Catalunya en la próxima legislatura. En las últimas elecciones, aunque CiU haya obtenido más votos y más escaños, no tenía mayoría absoluta y perdió el gobierno ante el tripartito del PSC - ERC - ICV. Ahora pensaba en exigir del PSOE, en cambio de su apoyo, que aquél se comprometiera a darle el gobierno en caso de que CiU sacara más escaños que los otros partidos.

Con el resultado, CiU pierde gran parte de su poder de canje. No es imprescindible, aunque todavía sea importante y podrá apoyar el gobierno en proyectos puntuales. A cambio, claro, de contrapartidas para Catalunya.

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