La mayoría de representantes políticos que acudieron ayer a depositar su voto, como todo ciudadano de a pie, se han apresurado en afirmar que fue una jornada donde reinó el orden absoluto. La calma y la tranquilidad reinaron en una jornada electoral que se temía algo convulsa tras el atentado de ETA el pasado viernes. Pero no fue así y a pesar de algunos incidentes de kale borroka en el País Vasco y de que aparecieron algunos colegios electorales cerrados con silicona en Barcelona por la mañana, la jornada se desarrolló sin incidentes destacables.

La nota dolorosa de la jornada llegaba desde el colegio electoral de Mondragón donde la viuda de Isaías Carrasco, ex edil asesinado el viernes por la banda terrorista ETA, depositaba su voto con un rostro que aún mostraba el profundo dolor por la pérdida de su marido. María Ángeles es un vivo ejemplo del mensaje que querían transmitir ayer todos los políticos  y que animaba a la gente a votar y no dejarse influir por los atentados de la banda terrorista. Durante la jornada de ayer dos personas murieron. Una de ellas sufrió un paro cardíaco tras depositar su voto y otra lo sufrió mientras esperaba en la cola ante la urna. No fueron las únicas muertes que hubo que lamentar durante la jornada de ayer, ya que una mujer de Salamanca no pudo formar parte de la mesa electoral en la que debía estar ya que su hijo de 29 años falleció en un accidente de tráfico.

En clave más alegre, las votante más longevas de España, de 101 años corrieron suertes muy distintas. Una de ellas había enviado su voto por correo días atrás y falleció justo ayer, con lo cual se plantean dudas sobre la validez de su voto, la segunda, que tenía una gran ilusión por poder votar en estas elecciones sufrió un ataque de nervios momentos antes de depositar la papeleta. Más paciencia debieron tener los únicos tres censados en Illán de Vacas, en Toledo. Los únicos tres censados en el municipio fueron los mismos que constituyeron la mesa electoral y tuvieron que esperar a las 20 horas para ejercer su derecho al voto.

Pero no todo fueron tragedias y esperas. Un ciudadano sordomudo de Valladolid pudo ser vocal de mesa electoral por segunda vez. Sin embargo, en esta ocasión contó con la ayuda de un intérprete. En la localidad alicantina de Elda, la presidenta de una mesa electoral se ha presentó a tiempo, desapareció media hora más tarde de la apertura. La mujer se marchó afirmando que tenía "una urgencia en casa y que volvía enseguida", aunque finalmente no regresó al colegio electoral. Transcurrido "un tiempo prudencial" y "sin que la actividad de las votaciones se interrumpiera", la mesa informó de esta situación a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado y a la Policía Local. Minutos después, los agentes se desplazaron al domicilio de la presidenta, pero no la localizaron, por lo que los integrantes de la mesa decidieron nombrar a un vocal como presidente.

En varios puntos de España, muchos ciudadanos que no querían votar cedieron sus votos a inmigrantes que residen en España. Y una de las incidencias más generalizadas fue la petición de más urnas ya que las papeletas para el senado tenían un tamaño más grande de lo normal. Fueron precisamente estas papeletas las que sembraron la confusión entre los votantes, que no conocían exactamente cual era el funcionamiento para emitir su voto para la cámara baja.