Manifestación a favor del voto del inmigrante Por la igualdad de derechos Paula García
Tanveer Igbal llegó hace más de seis años a Barcelona procedente de Pakistán. Hace tres que tiene la residencia española, paga impuestos y cotiza en la seguridad social como cualquier ciudadano. Por ello, cree necesario poder participar en las decisiones que se adopten para mejorar su ciudad.
Sin embargo, no lo puede hacer. Para estas elecciones municipales debe mantenerse al margen y ver cómo otros deciden qué es mejor para los barceloneses. Simplemente, no tiene derecho a voto por que no posee la ciudadanía española. “Aunque pagas los impuestos no puedes decidir en nada”, dice.
Así como Tanveer hay otros cerca de 2 millones de inmigrantes que están en su misma situación. Por ello, la ONG SOS Racismo levantó la voz de alarma y organizó una manifestación en la plaza de Sant Jaume el día de las elecciones, frente al ayuntamiento de Barcelona, donde cerca de 20 personas que tienen derecho a voto lo compartieron con inmigrantes provenientes de Latinoamérica, Pakistán y Marruecos. “Queremos que salga una ley que contemple este derecho de los inmigrantes”, señala Javier Bonomi, argentino y Presidente de la Federación de Latinoamericanos de Catalunya y quien vive hace 10 años en Barcelona, posee la residencia española, pero no puede sufragar.
Igual visión expresa Manuel Andreu, un catalán con derecho a voto, pero que apoya la “no discriminación” en el sufragio. “Aquí hay una incoherencia, ya que las autoridades dicen que mientras no haya reciprocidad con los distintos países no se puede hacer nada. Es decir, si un español no puede votar en Marruecos, entonces un marroquí no lo puede hacer aquí”.
Tanveer incluso cree que esta política obedece a una discriminación camuflada. “Están discriminando a los inmigrantes. Ellos nos usan para la economía sumergida pero no nos dan ningún derecho”.
Para Javier Bonomi los trámites para obtener la ciudadanía son engorrosos. “Si un latinoamericano lleva 10 años en España, recién puede optar a la ciudadanía. Pero un europeo, que lleva viviendo menos tiempo, sí puede votar. Hay una incongruencia que es total”.
Sin embargo, la incongruencia también estaba presente dentro de las cerca de 30 personas que pedían el derecho a voto de los inmigrantes. Si uno de los requisitos para obtener la ciudadanía es hablar español, por lo menos un pequeño grupo de manifestantes no pasaban la prueba. “No hablo español, no entiendo”, decía un pakistaní que integraba el grupo que acompañaba a votar a los miembros de la ONG.
La manifestación que comenzó a las 11:15 tuvo una amplia cobertura en los medios. Al final, cada uno de los tutores, es decir los que sí podían votar, fueron a sus respectivos distritos a ejercer su derecho democrático en compañía de un inmigrante. De esta forma, la manifestación se esparció por toda la ciudad.
