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Pocos días para el 27M
Mesura y globos en el PPC
Camila Hernández

Sant Andreu fue el barrio que seleccionó el Partido Popular de Catalunya(PPC) para realizar el mitin más importante de su campaña. En el Pabellón Municipal Fernando Calvo se congregaron alrededor de mil personas para oír y ver a los principales representantes de este partido, tanto a nivel de Catalunya como de España.

Las banderas color naranja ondearon desde el principio del discurso de Alberto Fernández Díaz, candidato a la alcaldía de Barcelona. En medio de éstas se distinguían también algunas banderas españolas que escasamente se movieron durante el discurso que siguió, el del presidente del PPC Josep Piqué. A excepción de algunas frases finales, este político pronunció su discurso en catalán. Fue cuando se subió a la tarima Mariano Rajoy que el público se emocionó más y las banderas de todos los colores se alzaron decididamente.

Las intervenciones de estos tres políticos se realizaron en medio de un montaje muy bien organizado. Una gran pantalla permitía ver al orador desde casi todos los ángulos y un letrero en la parte posterior de la tarima con el lema de la campaña, "Confianza en el futuro", demarcaba el escenario. Detrás de la tarima se encontraban las gradas, y en ellas, algunos de los militantes más enérgicos del encuentro, quienes iniciaron el coro de "¡Presidente!" varias veces durante la presentación de Rajoy. Su iniciativa fue siempre secundada por el resto de los seguidores que se encontraban en la parte inferior.

Sin embargo, el apoyo vehemente no fue la constante del evento. Aunque el discurso de Rajoy constituía la parte principal del programa, el ánimo del público durante su pronunciamiento fue comedido. Sólo algunas veces, cuando el político gallego hablaba de temas polémicos como el fenómeno "okupa" o cuando lanzaba críticas al actual gobierno nacional la gente se mostraba exaltada. En algunos momentos, Rajoy apeló a la sensibilidad de su público hablando de reducción y supresión de impuestos, tema que siempre llega al corazón de los electores y suscita aplausos y ovaciones.

Cuando el discurso de Mariano Rajoy terminó, las serpentinas brillantes saltaron sobre la tarima y los asistentes. Los globos que se encontraban amarrados en el techo fueron liberados y la gente corrió a cogerlos -o explotarlos-. Pero curiosamente no fueron los pocos niños o los jóvenes quienes más se preocuparon por atraparlos, sino la gente de edad avanzada, que componía en su gran mayoría, el público de la celebración.

Por otra parte, los que no estaban en busca de globos se agolparon en torno a Rajoy para saludarlo, tomarle una foto o felicitarlo. Algunas señoras lograron llegar hasta él y, visiblemente conmocionadas, le dieron un beso en cada mejilla.

A la salida del evento, que duró hora y media, no se oyeron análisis concienzudos de los discursos o expresiones de pasión política. Más bien prevaleció la calma y las voces felices de señoras y señores que les llevaban globos a sus nietos.