A la cita
del último mitin de la campaña
electoral del partido Convergencia i Unio,
los primeros en llegar fueron unos autobuses
cargados de gente mayor, todos llevaban
globos coloreados con el símbolo
del partido. En poco tiempo el parqueo del
Centro deportivo de la Mar Bella, se llenó
de coches y taxis de los cuales bajaban
fieles al partido de todas las edades.
A los dos lados del escenario habían dos grandes pantallas y en la parte alta un enorme cartel del partido.
El mitin
empezó tarde, mientras el lugar seguía
llenándose. Un grupo musical, la
CiU band entretenía a los
participantes con versiones de famosas canciones
inglesas en lengua catalana. Lo que sorprendía
al entrar era la explosión de colores:
las senyeras típicamente rojas y
amarillas, las miles de "manzanas" de cartón
rojo vivo (símbolo de esa campaña
electoral), el cartel del partido naranja,
azul marino y verde pistacho, los pins con
luz rojas a forma de manzana que brillaban,
incluso los focos cambiaban de color al
compás de los cambios del acto.
Un animador
entretuvo al público, mientras llegaban
los candidatos, a los cuales presentó
ante la audiencia. Estaban todos: Presidente
honorífico del partido, Jordi Pujol,
el diputado, Josep Antoni Duran i Lleida,
el Presidente del CiU, Artur Mas y por supuesto,
el candidato a alcalde, Xavier Trias.
Hablaron
los cuatro. En los rostros de las personas
se reflejaba su adhesión incondicional,
en particular por Jordi Pujol. La emoción
que provocó era evidente, levantó
los ánimos de los participantes de
manera exponencial. Cerró el mitin
Xavier Trias con un discurso breve, pero
intenso. Acabó su intervención
con unos versos en poesía, acompañado
por las notas de un piano que dio fuerza
al momento.
Al final
los cuatro representantes se reunieron en
el escenario, se cogieron por la mano y
cantaron Els Segadors, el himno catalán.
Todo el público se puso de pie, cantando
y agitando senyeras y "manzanas", mientras
caía una lluvia de confeti multicolor.
Cuando
acabó la canción, los focos
se pusieron de color natural, el pabellón
se fue vaciando, las lucecitas de los pins,
como una multitud de luciérnagas
se fueron diseminando a la salida del centro,
dejando a sus espaldas un enorme senyera
despegada rodeada por los restos de una
grande celebración.
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