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No se consuela quien no quiere
Fernando Santos

Dice el refranero español que “no se consuela quien no quiere”, y así lo ha demostrado Esquerra Republicana de Catalunya en la noche del 27 de Mayol. Ya desde el principio, cuando alrededor de las ocho de la tarde, los primeros sondeos no ofrecían buenos resultados, los encargados de comunicación de Esquerra dejaban bien claro, en una breve comparecencia, que el objetivo del partido era “consolidar el crecimiento que se obtuvo hace cuatro años”, cuando realmente dieron la campanada.Así, prensa y seguidores del partido –estos últimos, alrededor de la centena-, esperaban ansiosos la comparecencia del presidente del partido, Josep Lluís Carod-Rovira y del candidato Jordi Portabella.

Según avanzaba la tarde y entraba la noche, los resultados eran cada vez más evidentes. Esquerra perdía un regidor en la capital, Barcelona. En total había perdido doce regidores sólo en la provincia de Barcelona. En las restantes capitales de provincia, perdía un regidor en Lleida y otro en Girona y mantenía los que ya poseía en Tarragona.

Ésta se produciría pasadas las diez y media de la noche. Ambos entraron serenos, sin esforzar la sonrisa en su rostro, y se detuvieron frente al televisor por el que se trasmitía el discurso en directo del ganador, Jordi Hereu, justo en el momento en el que afirmaba: “ahora sí puedo decir que soy el nuevo alcalde de Barcelona”.

Una vez sobre el escenario, Carod-Rovira afirmó con algo de ironía y contrariamente a lo que suelen decir todos los partidos: “No hemos ganado las elecciones”. Todo un ejercicio de sobriedad y respeto que continuó al dar “mi más sincera enhorabuena al PSC por su victoria en las grandes capitales (...) y a CiU por las victorias en las capitales de comarca y en los buenos resultados en Barcelona”.

A renglón seguido, comenzó a desgranar los “peros” de su derrota. Toda una serie de reflexiones encabezadas con un “no hemos ganado pero hemos conseguido...”. Según Carod, ERC no ha ganado pero ha conseguido muchos de los objetivos que se proponía, como por ejemplo, ser la tercera fuerza municipal de Catalunya por número de regidores; haber logrado la mayoría absoluta en 99 municipios y la mayoría relativa en 37; haber aumentado el número de regidores de Esquerra en trescientos; y ser la primera fuerza política en cuatro municipios. Toda una serie de pequeñas victorias que tratan de ocultar la retroceso global.

Finalmente, ha dejado sobre el tapete algunas consideraciones generales: el lamento por la alta abstención del electorado –ha votado sólo el 49,5%-; y su preocupación por el crecimiento del Partit Per Catalunya (PXC), partido opuesto a la inmigración que ha aumentado su número de regidores, precisamente, en poblaciones con un alto índice de inmigración.

El turno ha sido entonces para Jordi Portabella, quien reflejaba los resultados en el rostro, pero ha defendido con entereza que ERC aún es una fuerza necesaria. En una intervención muy breve, ha considerado que los resultados son reflejo de que la ciudadanía apoya el modelo del tripartito y que Esquerra continuará trabajando “con ilusión, desde el gobierno, y con los mismo objetivos”.
Continuaremos haciendo aportaciones a la capital de nuestro país”.