Doble Seis
Por Manuel Vich
El reloj marcan las cinco, y en el pequeño local se respira un fuerte olor a lejía mezclado con trazos rancios procedente del cuerpo marchito de los ancianos. Reina un silencio conmovedor, únicamente interrumpido por el ruido que provocan las fichas de dominó al colocarlas con parsimonia sobre la mesa. Los jugadores no hablan, simplemente se comunican por gestos y miradas. Ataviados con sus ropas de tonos tristes consumen sus horas con este juego. El lugar está compuesto por una vitrina con trofeos polvorientos, una televisión que en esos momentos retransmite en silencio un documental sobre gusanos de seda, un sofá ajado y tres mesas rodeadas de ancianos mirando, algunos con interés, otros no, la partida de dominó que están jugando sus cuatro protagonistas.
“En este local no cabemos todos”, comenta Juan Abelló “Y somos muchos ancianos en Horta”. La casa gallega de Horta cede gratuitamente este local, situado en la calle Xapí, a los ancianos de éste barrio, hasta que el Ayuntamiento de Barcelona acabe de construir el Casal de Gent Gran d´Horta, que se asentará en la antigua masía de Can Fargues en la calle Feliu y Codina, cuyas obras se iniciarán a principios de enero.
“Llevamos muchos años reivindicando este Casal y por fin nos han hecho caso. Era incomprensible que éste barrio no tuviera un centro donde reunirnos cuando, casi la mayoría de sus vecinos, somos jubilados” dice Jaume Mas.
La razón de la prolongada espera ha sido que el Distrito de Horta-Guinardó, compuesta por doce barrios, entre ellos Horta, ya cuenta con un gran Casal de Gent Gran con más de 4000 miembros. Pero éste, está en el Carmel, un barrio que envuelve y toma la forma del Turó (colina) homónimo. “La Generalitat construyó un Casal por distrito. Pero a los ancianos del barrio de Horta les cuesta mucho venir al Carmel por su orografía. Está formada por calles muy empinadas y pronunciadas. Por ello, hace años que reclaman al Ayuntamiento un Casal en Horta barrio” explica M. Àngels Drets, responsable del Casal de la Gent Gran d´Horta del carmel y gestionada por la Generalitat.
Pero tras la gran dificultad de acceder al Carmel se esconde otro motivo que hace que los ancianos del barrio de Horta no vengan a este Casal, según señala M. Àngels Drets.

“Aquí (en el Carmel) los ancianos son de clase social media baja-baja, y además hay un gran número de inmigrantes. Los de abajo (Horta) son ancianos catalanes que han vivido toda su vida en Horta y de clase social media-alta. No quieren mezclarse con los de aquí (Carmel)”.
Cierto o no, el problema es que de cada vez hay más ancianos que acuden a estos Casals. “Antes las familias se ocupaban de sus mayores, pero de años a aquí, y como consecuencia de este tipo de vida, donde prima el “yo”, muchos han sido abandonados por sus familiares, los ingresan en asilos o los dejan en sus casas solos. Estamos desbordados en cuanto a trabajo, hay un mes y medio de espera para una cita” comenta con aflicción Olga García, asistente social del Casal de la Gent Gran del Carmel.
Y es que la sociedad, lamentablemente excluye a los ancianos. Y ellos mismos, en muchos casos, están dispuestos a aislarse. Frases como “¡qué bien, qué joven estás!”, implícitamente se afirma que ser viejo no es un valor, sino casi un defecto. “los ancianos que viene aquí a pasar todo el día lo único que necesitan es respeto a su momento psicofísico, atención desde una escucha abierta, y cariño. No ese cariño ensimismado o ñoño, sino el que se trasmite a través del interés de todo lo que les ocurre” dice Olga García.
Al fin y al cabo, una sociedad se define por cómo cuida a sus viejos.
El reloj marca las siete, y en el pequeño local se respira a un fuerte olor a lejía mezclado con esencias de pino. Reina un silencio sosegado, únicamente interrumpido por el sonido que provocan las fichas de dominó al colocarlas con delicadeza y deliberación sobre la mesa. Los jugadores concentrados en su partida simplemente se comunican por gestos y miradas. El televisor retransmite en silencio un documental sobre mariposas.