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El envío de remesas
es un negocio al alza |
Por Alfonso Espinosa,
Nancy Johnson, Sarah Platt y Francesco Vitola |
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Cada
fin de mes los inmigrantes latinoamericanos en
Barcelona cumplen con el ritual de enviar dinero.
Llegados en ola desde fines de los años
90, estos hombres y mujeres de Ecuador, Colombia
o República Dominicana trabajan muchas
veces dentro de la “economía sumergida”.
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Luis Tipán es ecuatoriano. Vino hace
seis años a España y pasó
los primeros cuatro en Madrid como albañil.
Lleva dos años en Barcelona, y los
últimos meses no han sido fáciles.
“Yo enviaba unos 250 euros al mes.
Ahora solo mando 100, 150”. Lo hace
por “Red-envía”, una
empresa dedicada a las transferencias internacionales.
Otras son Money Gram, Western Union, Exact
Transfer, Chequepoint… y la lista
es larga. Una estrategia de estos servicios
ha sido instalar sus ventanillas en locutorios.
Sin embargo, el creciente volumen de dinero
que circula parece estar dejando buenas
ganancias, pues cada vez se pueden observar
más oficinas propiamente dichas de
este tipo de negocios. Estos locales son
ascépticos, normalmente
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de la correspondiente de la correspondiente
al servicio con una mampara de vidrio.
En varios locales destinados a latinos
atienden jóvenes de la región,
especialmente argentinos. Como en los
bancos, los empleados llevan corbata y
pantalón oscuro, en uniforme.
La principal demanda de sus clientes es
seguridad y la imagen de empresa seria
y de orden y limpieza contribuye a satisfacer
ese deseo. Cobran entre 3 y 5 euros por
transacción y cada empresa gana
lo suyo en el cambio de euros a dólares.
Los límites están fijados
alrededor de los 1 000 dólares,
pero “casi siempre son envíos
de hasta 200 dólares”, según
un empleado. Trabajan en varios turnos
todos los días y muchas agencia
ofrecen servicio nocturno. Su tecnología
es básica: ordenadores y fax.
Los bancos han visto una veta en los envíos.
Por un lado, su equipamiento tecnológico
les permite ofrecer un muy eficiente |
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servicio
de transferencia. Por otro, ganar la confianza
de estos trabajadores les abre un cupo de clientes
que, si bien individualmente no representan un
capital importante, lo hacen como colectivo. |
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El límite
de envío en La Caixa es de 3 000 dólares
y la transacción cuesta 6 euros. Los inmigrantes
son ya un 15% de los clientes de las oficinas
en Barcelona de la caja de ahorros, donde quienes
más envían son ecuatorianos y peruanos
y, en un segundo grupo, colombianos y bolivianos.
Lorena, colombiana, envía dinero cada tres
meses. Prefiere La Caixa “por comodidad,
se lo puede hacer desde el cajero automático
o desde Internet”. Esta caja tiene convenios
con bancos en América del Sur.
El Banco Santander Central Hispano ha montado
el servicio “Latino envíos”.
Todavía no cuentan con estadísticas,
pero saben que los clientes que envían
dinero “son cada vez más”.
Distinguen a ecuatorianos, colombianos, peruanos.
Sin embargo, su política de proximidad
es un capítulo pendiente. Te dan un folleto
con algo de información, pero cuando preguntas
no te ayudan” se queja Marco Arias, un ecuatoriano
radicado hace diez años en Barcelona. “Antes,
cuando recién llegué, enviaba dinero
todos los meses. Ahora ya no, la familia está
acá. Pero algo le mando a veces a mi padrino”.
Sus hermanas hacen casi el envío, desde
un locutorio en Poble Nou.
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Igual
que Tipán, muchos inmigrantes indocumentados
prefieren enviar su dinero a través de
las empresas especializadas. El temor a ser identificados
los aleja de los bancos, que ven como espacios
poco accesibles e incluso peligrosos en su precaria
condición. Los que, como Arias, ya están
establecidos, prefieren manejar su dinero en un
“banco de verdad”: les deja una sensación
de éxito y de incorporación social.
Pero hasta fines del 2002, los servicios de envío
eran preferidos antes que la banca por un 81,9
por ciento, según la Confederación
Española de Cajas de Ahorro (CECA).
El dinero es clave al “otro lado del charco”.
Para América Latina, las remesas superan
la inversión y la ayuda externa y también,
de largo, a la “ayuda al desarrollo”,
que en el año 2000 alcanzó los 510,9
millones de euros en créditos reembolsables
y 101,6 millones de euros no reembolsables.
Unos 706 millones de euros anuales llegaron en
el 2002 desde España a Colombia, Ecuador
y República Dominicana, según la
CECA. El Banco Interamericano de Desarrollo calcula
que las remesas hacia América Latina superaron
los 46 000 millones en el 2005.
En los países andinos el crecimiento porcentual
de remesas entre el 2002 y el 2003 fue del 18,3
por ciento. En el 2003 recibieron 7 000 millones
de euros, algo más de la mitad desde Europa.
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