La sinagoga olvidada de Barcelona
Por Zoë Ruderman

El cambio pasa casi desapercibido.  Ni siquiera lo nota la mayoría de la gente que, cada día, pasa por allí.  Pero en el antiguo barrio judío de Barcelona una sección de la calle Marlet gira, y la pared, datada de tiempos romanos, se descubre orientada hacia Jerusalem.

Este pequeño trozo de piedras que mira hacia la tierra sagrada de los judíos sugiere que la Sinagoga Mayor de Barcelona, con casi dos mil años de historia, no es solamente la sinagoga más antigua de España, sino también de toda Europa, pero en una ciudad famosa por el esplendor del Catedral y la grandeza de La Sagrada Familia, este templo en el corazón del barrio judío, conocido como el Call, es poco recorrido por los turistas y a menudo se encuentra vacío.

En la época medieval Barcelona contó con más de cuatro mil judíos, que conformaban el 15% de la población. Antes de su expulsión de España, a finales del siglo XV, se congregaban en las cinco sinagogas de Barcelona, de las que solamente sobrevive la Mayor.

Para pasar por la entrada uno se tiene que agachar y bajar unas escaleras, lo que nos indica que la sinagoga está unos metros más abajo de la calle actual. Unas ventanas minúsculas permiten que entre poca luz, dando un efecto sepulcral a las salas. Un vistazo basta para ver todo el templo, porque tiene menos de 30 metros de longitud.

A la derecha, los visitantes pueden observar la pared inclinada a Jerusalem. Sobre los restos romanos se construyeron los muros medievales en el siglo XIII, creando un cierto collage de tiempos. Pegadas a la pared extrema se hallan dos balsas de tintoreros del siglo XV. 

La sala es sumamente sencilla y son muchas las personas que al bajar las escaleras y verla se marchan, decepcionadas con lo que se describe en sus guías turísticas como "un lugar de mucha importancia e historia."

A la izquierda está el corazón de la sinagoga, en una sala que tiene apenas doce metros de largo y siete de ancho, donde se congregaban los hombres judíos para rezar. Hoy en día sirve como un aula de exhibición de platos de Purim y Menorás del siglo XVIII. 

La pared que da a la calle tiene dos ventanas pequeñas con el fin de recibir "la luz de la tierra sagrada. "En la época medieval había una sala de oración para las mujeres, que entraban en la sinagoga por otra puerta, en la Calle de les Dones, al oeste del edificio actual. Con el paso del tiempo el templo perdió tamaño debido a obras y ampliación de las viviendas.

Actualmente, el antiguo espacio reservado para mujeres es una tienda de vinos.  Colgando de la pared que una vez separaba el sector de las mujeres del sector de los hombres hay una vidriera colorada, que rompe la monotonía de las piedras.

Cuando Isabel de Aragón y Fernando de Castilla, los reyes católicos, expulsaron a los judíos de la Península, los que no se convirtieron al cristianismo se marcharon del país. La comunidad judía nunca se recuperó, así que casi todos los judíos que vienen a la Sinagoga Mayor son extranjeros. En el libro de recuerdos una pareja de Florida escribe: "Gracias por preservar la cultura de nuestra gente para poder compartirla con