Hace más de cuarenta años que
este sevillano subió a su camión
y junto a su mujer decidió probar fortuna
en la que ahora es su ciudad, Barcelona. “Vinimos
de Sevilla con el baúl vacío y
poco dinero”, cuenta Juan Miguel con ese
acento andaluz que no le ha abandonado aún.
A los tres años de mudarse firmaron las
escrituras de una pequeña vivienda, que
roza la cualidad de suburbio, situada en el
Passatge de les Torres de Trinxant.
El 14 de julio de 1976, el Ayuntamiento aprobó
definitivamente un plan que obligaría
a derribar la casa que Juan Miguel acababa de
comprar. Aunque él lo sabía, la
compró porque su bolsillo no le permitía
más.
Este pequeño pasaje, junto con el Passatge
del Sospir, data del siglo XIX y está
formado por hileras de casas de una planta separadas
por un estrecho pasillo. En un lado se encuentran
las casas de propiedad, entre ellas las de Juan
Miguel, y al otro las catalogadas por el Ayuntamiento
como chabolas. Este pequeño suburbio
situado en el corazón del barrio del
Clot, al lado de la Meridiana, pronto desaparecerá
para convertirse en zona verde y en un vial
que comunicará la calle Trinxant con
la calle Mallorca.
Las obras suponen la mejora del barrio y la
calidad de vida de estos vecinos que viven en
condiciones insalubres. Sin embargo, desde la
asociación de vecinos del Clot se exige
que la expropiación se haga de tal forma
que los inquilinos no salgan perjudicados.
El abogado de Juan Miguel fijó un precio
para la venta de su propiedad y el Ayuntamiento
ha creído conveniente otorgarle una cuarta
parte de lo que demandaba. Juan Miguel afirma
que si hubiese sido más joven hubiese
luchado por conseguir más dinero, pero
que para el tiempo que le queda quiere estar
tranquilo junto a su esposa y mudarse lo antes
posible.
A sus 69 años parece un hombre fuerte
y luchador, pero no le quedan ganas de pelear.
“Ellos están deseando que nos muramos”,
afirma refiriéndose a las entidades oficiales.
Después de negociar cuatro años,
finalmente se firmó el acuerdo el pasado
veintiséis de septiembre.
Aunque no le importa mudarse a los pisos
de protección oficial que